Clasismo: fuerte reconocerlo, peor padecerlo
(texto de mi autoría publicado previamente en Urbe Salvaje ) EN TERCERA CLASE No importan las zapatillas o las corbatas, sino toda capacidad que sea constructiva, sin menosprecios intelectuales, sociales o económicos. El recuerdo lo tengo muy patente: tenía seis años de edad, cursaba el kinder en la Escuela Antártica Chilena (hoy convertida en próspero colegio), estábamos en una clase de educación física y, de pronto, hubo algo que me produjo un quiebre, al menos, mental: observo que varios compañeritos de curso tenían puestas zapatillas de colores, algo gruesas y, por cierto, muy llamativas.