La Guerra de Las Galaxias v/s Encuentros Cercanos del Tercer Tipo

CINE SIN TIEMPO NI ESPACIO
Ambas películas me encantan y, de hecho, las vería cuantas veces pudiera. En tiempos en que estos populares filmes fueron estrenados, recuerdo un gracioso debate al respecto entre mi hermana y mi hermano. Ellos eran adolescentes. Yo tenía 6 años.

Entre mis películas favoritas, "La Guerra de las Galaxias" y "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo" encajan en la categoría hitos del cine comercial. Y no lo digo sólo por un tema de efectos especiales, donde los responsables de estos notables filmes -George Lucas y Steven Spielberg, respectivamente- ya dictaban cátedras, sino que por un curioso y gracioso debate familiar.


Corría 1978. Yo tenía seis años. En materia de música popular, la Onda Disco bullía; los Bee Gees eran sus reyes y, Dona Summer, su reina; Abba era el grupo sucesor natural de Los Beatles en cuanto a popularidad; los Rolling Stones reinventaban la misma Onda Disco con "Miss You"; y Supertramp, liderado por el intenso Roger Hodgson, sonaba en las radios con "Give a little bit".

Chicago, encabezado por el incombustible Peter Cetera, hacía lo propio con "If you leave me now"; Elvis había abandonado la intensa vida terrenal hacía algunos meses; John Lennon se aproximaba a los 40 y vivía su etapa vital más feliz sin sospechar lo que tramaba un loco; Madonna era una veinteañera que ni siquiera vaticinaba que iba a trabajar como bailarina para el astro de la música disco, Patrick Hernández (¿se acuerdan de "Born to be Alive"?); y nuestro Fernando Ubiergo nos dedicaba su "Tiempo en Las Bastillas".

En la televisión chilena, don Francisco era amo y señor; el Jappening con Ja nos hacía olvidar los malos ratos; el comediante mexicano Chespirito y el elenco de sus series lideraban las preferencias infantiles; Raúl Alarcón, Florcita Motuda, se escondía en el disfraz del buzón "Preguntón" en "Ya somos amigos", conducido por Patricia Undurraga (la "Tía Patricia"); Los Picapiedras y Bugs Bunny disputaban la competencia entre los dibujos animados; y Michel Talento, el prematuramente fallecido "Tío Alejandro", era otro de los héroes de los niños.

En materia futbolística, los argentinos desahogaban su malestar en medio de la dictadura con el título de un Mundial que organizó su país para ganarlo. Fillol, Bertoni, Tarantini, Kempes y el "loco" Houseman eran algunas de sus figuras. En Chile, el mayor astro del momento, Elías Figueroa -"don Elías"- era repatriado desde Brasil para sacar campeón por segunda vez a Palestino.

Y, en cuanto al cine, el tremendo cómico Charles Chaplin también había dejado la vida terrenal algunos meses atrás; Olivia Newton John y John Travolta eran el espejo de millones de parejas adolescentes y veinteañeras de entonces; Al Pacino y Robert de Niro eran los grandes consagrados del cine; ¿Jodie Foster?, toda una promesa; la fama de Martin Scorsese como talentoso director no reconocido, empezaba a agarrar vuelo; y, al margen de las películas objeto de análisis, "Superman", con Cristopher Reeve, y "Rocky", con Sylvester Stallone, eran los filmes más taquilleros de la época.

En esos tiempos apareció el que, probablemente, fue el primer mall de Chile, aunque de características bien curiosas: el Shopping Los Cobres de Vitacura, un conjunto de edificios con formas de callampas gigantes. Allí mi hermano mayor jugaba flipper y funcionaba el original Multicine Vitacura con sus salas de colores.

Debate entre hermanos
Si bien es cierto "La Guerra de las Galaxias" y "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo" fueron estrenadas en 1977, recuerdo que las películas gringas llegaban bastante tiempo después a Chile. Por eso cito el año 1978 como referencia.

Los dos mayores de mis hermanos eran adolescentes en esa época. Mi hermana tenía 16 años de edad y mi otro hermano se empinaba recién en los 15 años. Mi hermana encontraba muy profunda "Encuentro Cercanos del Tercer Tipo" y, "La Guerra de Las Galaxias", la consideraba una "h...a". En cambio mi hermano prefería esta última porque era muy entretenida.

El debate lo encontraba gracioso. A mi hermana la veía como filósofa de la vida y, a mi hermano, más niño y más fanático de las cosas chistosas o bizarras. Recuerdo que tanto él como mi otro hermano, quien tenía 12 años por entonces, se consiguieron la música de la Guerra de las Galaxias. Incluso tenían una versión del tecladista japonés Isao Tomita, tan talentoso como varios de sus contemporáneos: Keith Emerson, Rick Wakeman, Rick Wright, Tony Banks, Jean Michel Jarre o Vangelis.

También me acuerdo de una versión discotequera de la Guerra de Las Galaxias. No había duda del tremendo suceso comercial. Pero "Encuentros cercanos..." también tenía lo suyo. Por lo menos para mí, la distintiva secuencia musical de esta película es imborrable: TAN-TÁN-TAN-tan-tán.

A esa edad tan corta no me seducía tanto ir al cine como para ver ese tipo de películas. Más bien alucinaba con "Superman" de Richard Donner, aunque la vi al año siguiente. Sin embargo, el curso de los años reforzó mi interés por "La Guerra de Las Galaxias" y "Encuentros cercanos...", a tal punto que las he visto varias veces, pero sobre todo la última citada.

De "la Guerra de Las Galaxias" rescato su fantasía pura, sus efectos especiales, su formato de comics, su combinación entre puestas en escena futuristas y el espíritu medieval fomentado por los caballeros Jedi.

En materia de personajes, me gustan todos: la sabiduría de Obi-Wan Kenobi (interpretado por el laureado y recordado actor inglés, sir Alec Guiness), la choreza de la princesa Leia (Carrie Fischer, hija de Debbie Reynolds: "Cantando Bajo la Lluvia"), la valentía de Luke Skywalker (Mark Hammil), la poca educación y el guiño de líder ordinario de Han Solo (Harrison Ford, a la larga el que se iba a transformar en el más exitoso de todos los actores del elenco), el intimidante y siniestro Darth Vader (David Prowse), la chistosa dupla del androide C3PO ó Citripio (Anthony Daniels) y el robot R2D2 ó Arturito (Kenny Baker) y el grandulón simio ayudante de Han Solo, Chewbacca (Peter Mayhew), por citar sólo los principales.

Respecto de "Encuentros...", no tengo duda de que Spielberg debe haber alucinado con los misterios del triángulo de Las Bermudas y el caso Rosewell (1947). La desaparición de aviones y tripulaciones completas, en el primer caso; y el misterio que encierra al accidentado y supuesto aterrizaje de una nave extraterrestre en la citada localidad de Nuevo México, en el segundo, están claramente aludidos en la película.

El personaje interpretado por el gran Richard Dreyfuss, Roy Neary, es empleado de una compañía eléctrica, un "don Nadie" (como Tony Manero, en "Fiebre de Sábado por la Noche") que empieza a alucinar con una serie de acontecimientos extraños como apagones, luces en el cielo y una montaña con forma volcánica notoriamente extendida en su parte superior. Su condición de marido y padre de familia no precisamente ejemplar pasan a segundo plano. La obsesión también la padece Jillian (Melinda Dillon), a quien los alienígenas le secuestran a su pequeño hijo de tres años.

Por su parte, el científico francés Claude Lacombe (interpretado por el insigne actor y director galo, François Truffaut) se obsesiona con el mismo tema tras descubrir, en un desierto, a un escuadrón aéreo que estaba perdido desde la Segunda Guerra Mundial.

Sería una soberana crueldad relatar y opinar todo en estas dos películas. Sólo doy dos consejos: si no las han visto todavía y los motiva verlas, no se arrepentirán si logran verlas. Si las han visto y las han disfrutado, vale la pena repetírselas.

Comentarios

  1. Hermano:
    En general, nunca tengo mucho tiempo para contestar ningún blog, ni chatear,ni facebook (que no tengo), ni ningún otro artilugio digital tan en boga hoy en día.
    Te comento que cada vez que puedo leo tus comentarios y opiniones de tu blog y me causa verdadera alegría la soltura y sencillez con que observas el mundo. me gustaría poder conservar algo del optimismo y frescura que manifiestas en cada cosa que escribes, que dicho de paso lo haces muy bien, sirviendo casi de nexo entre la humanidad cansada del modelo impuesto que nos obliga a ser esclavos del mercado y la otra parte que cree que aun podemos hacer hacer patria. Yo me inscribo en el medio, entre aquellos que pierden la esperanza y luego la recobran.
    Lo que me ayuda a recuperar la fe día a día, a parte de mis hijos y mi mujer, es el hecho de trabajar con adolescentes, que siempre son fuente de aprendizaje para uno que dejó la juventud cronológica hace rato. En las palabras del padre Poveda los jóvenes son luz y esperanza del mundo.
    gracias Gonzalo por tu juventud y tus vivificantes recuerdos de la nuestra.
    un abrazo de tu hermano
    Álvaro

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  2. Gracias por tu comentario...
    Estoy muy conmovido.
    Cariños para toda la familia
    GFC

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