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Foxtrot, tributo a Genesis, 9 de mayo de 2008
La banda tributo a Genesis cautivó a más de un centenar de asistentes en el House Rock el pasado viernes 9, en una tocata que los “embriagó” con varios de los temas más distinguibles de los cinco álbumes que consagraron a los británicos en el período 70-75.
Por Gonzalo Figueroa Cea y Claudia Fuentes Osorio
Foto: Jorge López
(foto y texto publicados en sitio http://www.rock-progresivo.org/cms/)
El comienzo invitaba a cerrar los ojos y volar a esa mágica sensación de intimidad que nos traslada a los años 70, cuando el rock involucraba algo más que la búsqueda de un sonido melódico, perfecto y, en algunos casos, teatral. Un estilo donde los temas eran largas composiciones y entregaban acordes precisos para volar y soñar, trasladando al individuo que escucha a otra dimensión, donde se encuentra cara a cara con personajes como Rael, el viejo Michael, la flor, el extraterrestre que vigila los cielos y el caballero “Luz de Luna”, por ejemplo.
Y en el “House Rock and Blues”, el pasado viernes 9, Foxtrot nos brindó una noche así. Nos iluminó con la capa y las misteriosas alas del alien observador del espacio de “Watcher of the skies”…sólo para empezar.
Eran cerca de las 11:00 de la noche cuando los integrantes de Foxtrot salieron a escena vestidos de un impecable blanco, salvo Price, que protagonizaba el contraste mediante un traje negro con la imponente capa, como si fuera la formación de la banda tributada en los mismos gloriosos días de la primera mitad de los años 70, cuando las copias de sus discos aún no sobrepasaban en ventas los siete dígitos, pero su música ya era respetada y muy admirada a ambos lados del Atlántico.
Los músicos tributantes centraron sus esfuerzos en transmitir el espíritu del Genesis de aquel entonces y, de este modo, encantar a los asistentes de aquella velada del viernes 9…Y lo lograron, pese a algunas dificultades de sonido.
Cuando Tomás Price salió a escena las luces cayeron en el recinto de Ñuñoa, la voz del joven vocalista sonó en el escenario y el silencio se apoderó de los asistentes del House. Su rostro, emulando a Gabriel, hacia presagiar que la noche prometía y, finalmente, consiguió encantarnos con su timbre, extremadamente parecido al del mítico cantante y en un perfecto inglés.
Price “empapó” al público con su voz y vestido de un riguroso negro. De este modo, más la precisa ejecución musical del resto de los integrantes, nos pudimos situar imaginariamente en la época de la leyenda, como si efectivamente hubiéramos estado en los anfiteatros “París” o “Rainbow” dando más vida a alguna otoñal noche londinense.
La interpretación de la flauta traversa del joven Price en varios pasajes, algunos ingredientes de pantomima más el acompañamiento del pandero, reforzó la presencia imaginaria de Gabriel.
Pese a algunos altibajos del sonido, la calidad y calidez de grupo se impuso. Los improvistos técnicos, que suelen jugar malas pasadas, fueron superados con creces.
En la ejecución de la guitarra merece una mención especial Juan Pablo Cleary, quien acarició el instrumento y nos “llevó” a los lugares más dulces y suaves. Los sonidos arrancaron más de un suspiro a los asistentes. La ejecución fue limpia, libre de errores, salvo situaciones muy marginales, que no empañan la totalidad del show.
La batería lideró lo más potente y versátil del show, con el “power” y delicadeza que le dio Cristóbal Heiremans. Cada baqueta tiene vida propia: fuerza bruta y, también, suavidad o complemento. Se distingue, por variedad “Supper’s Ready”, donde es posible encontrar esos matices: del paraíso al caos y del caos al cosmos…Como los inicios del universo.
Siempre sorprende Andrés Correa en la ejecución del bajo. Allí falta adjetivo. Podríamos definirla como la precisión de un reloj suizo, pese a los problemas técnicos que presentó su pedalera.
Mención aparte también cabe para los teclados de Juan Luis Rivera, un deleite para cualquier oído especializado en la discografía de Genesis. Rivera nos entregó en cada nota la delicadeza exacta que entregaba Tony Banks, una combinación de dulzura, velocidad y exactitud al acariciar las teclas.
Set list
Y en el “House Rock and Blues”, el pasado viernes 9, Foxtrot nos brindó una noche así. Nos iluminó con la capa y las misteriosas alas del alien observador del espacio de “Watcher of the skies”…sólo para empezar.
Eran cerca de las 11:00 de la noche cuando los integrantes de Foxtrot salieron a escena vestidos de un impecable blanco, salvo Price, que protagonizaba el contraste mediante un traje negro con la imponente capa, como si fuera la formación de la banda tributada en los mismos gloriosos días de la primera mitad de los años 70, cuando las copias de sus discos aún no sobrepasaban en ventas los siete dígitos, pero su música ya era respetada y muy admirada a ambos lados del Atlántico.
Los músicos tributantes centraron sus esfuerzos en transmitir el espíritu del Genesis de aquel entonces y, de este modo, encantar a los asistentes de aquella velada del viernes 9…Y lo lograron, pese a algunas dificultades de sonido.
Cuando Tomás Price salió a escena las luces cayeron en el recinto de Ñuñoa, la voz del joven vocalista sonó en el escenario y el silencio se apoderó de los asistentes del House. Su rostro, emulando a Gabriel, hacia presagiar que la noche prometía y, finalmente, consiguió encantarnos con su timbre, extremadamente parecido al del mítico cantante y en un perfecto inglés.
Price “empapó” al público con su voz y vestido de un riguroso negro. De este modo, más la precisa ejecución musical del resto de los integrantes, nos pudimos situar imaginariamente en la época de la leyenda, como si efectivamente hubiéramos estado en los anfiteatros “París” o “Rainbow” dando más vida a alguna otoñal noche londinense.
La interpretación de la flauta traversa del joven Price en varios pasajes, algunos ingredientes de pantomima más el acompañamiento del pandero, reforzó la presencia imaginaria de Gabriel.
Pese a algunos altibajos del sonido, la calidad y calidez de grupo se impuso. Los improvistos técnicos, que suelen jugar malas pasadas, fueron superados con creces.
En la ejecución de la guitarra merece una mención especial Juan Pablo Cleary, quien acarició el instrumento y nos “llevó” a los lugares más dulces y suaves. Los sonidos arrancaron más de un suspiro a los asistentes. La ejecución fue limpia, libre de errores, salvo situaciones muy marginales, que no empañan la totalidad del show.
La batería lideró lo más potente y versátil del show, con el “power” y delicadeza que le dio Cristóbal Heiremans. Cada baqueta tiene vida propia: fuerza bruta y, también, suavidad o complemento. Se distingue, por variedad “Supper’s Ready”, donde es posible encontrar esos matices: del paraíso al caos y del caos al cosmos…Como los inicios del universo.
Siempre sorprende Andrés Correa en la ejecución del bajo. Allí falta adjetivo. Podríamos definirla como la precisión de un reloj suizo, pese a los problemas técnicos que presentó su pedalera.
Mención aparte también cabe para los teclados de Juan Luis Rivera, un deleite para cualquier oído especializado en la discografía de Genesis. Rivera nos entregó en cada nota la delicadeza exacta que entregaba Tony Banks, una combinación de dulzura, velocidad y exactitud al acariciar las teclas.
Set list
Primera parte
Watcher of the Skies
Get’em out by Friday
Dancing with the Moonlit Knight
I know what I Like
Lilywhite Lillith
In the Cage
Segunda parte
The Knife
Firth of Fifth
The Battle of Epping Forest
Supper’s Ready
The Musical Box
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