Gonzalo Figueroa Cea: El robusto señor Rock

“Abbey Road” (1969): gran disco de The Beatles (a pesar de su momento)

“Come Together” suena casi como si todos los instrumentos y las voces estuvieran en una pieza hermética y sin ventanas. El efecto suena entre desesperante y audaz. Sin duda, psicodélico y un gran corte. "Demencial", dirían algunos. “Arañas psicodélicas” habría dicho el hombre araña.

Corría 1969. Como reza el dicho, “ya había corrido mucha agua bajo el puente”. La banda de rock más famosa del planeta, The Beatles, ya no manifestaba el entusiasmo desbordante de la primera mitad de la década. Las actuaciones en vivo eran casi inusuales, las giras casi “eternas” eran cosa del pasado desde hacía unos tres años, había muerto Brian Epstein -el gran impulsor de la carrera del grupo- en trágicas circunstancias y el tufillo fúnebre del final parecía cada vez más cerca.


Paul McCartney y John Lennon, aunque no lo manifestaban públicamente de manera tan abierta, tenían serias diferencias. Yoko Ono, por entonces mujer de Lennon, ya había tomado protagonismo en las decisiones del grupo…”Demasiado”, al parecer del resto de los integrantes y los asistentes del conjunto. La grabación del álbum “Abbey Road” (llamado así como una suerte de homenaje a la calle y el mítico estudio de grabación londinense) sólo era un argumento más para el fastidio de ellos...Sin embargo, el arduo y tenso trabajo daría origen a un gran disco.

George Harrison lucía notablemente su faceta de compositor -casi desconocida hace algunos años- con dos temazos: “Here Comes the Sun” y "Something”; y Ringo Starr ya no se sentía muy a gusto (y, más bien, hasta diría que con gusto a poco de sí mismo). En síntesis, había una cosa entre insípida y agridulce en el día a día de los Beatles en esos instantes, a pesar de que se grababa un gran long play.

Pese a aquel episodio, botón de muestra de lo que fue el ocaso de los “fab four” como banda y el epílogo de una carrera inigualable, nos legaron dos tremendos discos en esta etapa: “Abbey Road” (1969) y “Let it be” (1970).

“Abbey Road” abre con el experimental tema “Come Together”, donde el bajo y la batería suenan como si estuvieran en una especie de pieza hermética blindada y sin ventanas. En otras palabras, una nueva locura de Lennon. La canción suena casi como si todos los instrumentos y las voces estuvieran contenidos. El efecto suena entre desesperante y audaz. Sin duda, psicodélico y un gran corte. "Demencial", dirían algunos. “Arañas psicodélicas” habría dicho el hombre araña.

Simplemente "Something" y los demás

“Something”, la canción que sigue a “Come Together”, gradúa definitivamente como un gran compositor a Harrison. Con la capacidad creativa de la dupla Lennon-McCartney, las reiteradas validaciones de la reputación de ambos como compositores en el curso de los años y, por añadidura, el abrumador liderazgo de los dos, George se había sentido siempre disminuido, pese a contar con material propio.

“Something”, una suave y encantadora canción de amor, fue como una especie de dulce desquite para George. No está de más decir que Frank Sinatra habría calificado este tema como “la más bella canción de amor jamás escrita”.

Para no dejar asomo de duda de la calidad de Harrison como compositor, “Here comes the Sun”, con sus motivadoras cuerdas, su ritmo bailable y cierto espíritu de clásico despertar matinal de fin de semana, se transforma en otro notorio clásico del álbum.

La desgarradora pero alegre interpretación de Paul McCartney en “Oh! Darling”, donde lleva la vocalización a niveles extremos en tanto intensidad y agudeza, es otro momento romántico de gran factura en “Abbey Road”.

Una especie de suite de 16 minutos, con coros monumentales, orquesta, importantes matices sonoros y cambios de ritmos repentinos, cierra el macizo álbum. Este largo final, en el fondo, es un conjunto de 9 temas entrelazados que arranca con “You Never Give Me Your Money” y finaliza con “Her Majesty”.

Hay otros temas interesantes que son parte del disco, pero es igualmente relevante enfatizar que, en un plano general, "Abbey Road" deja la sensación de que los cuatro hombres más famosos de Liverpool no sólo podían dar más de sí mismos y aunque la magia se hubiese perdido, sino que habían alcanzado una madurez musical que les permitía entrelazar estilos y hasta adaptar el rock a nuevas formas.

No puedo dejar de mencionar “Because”, una composición de John, Paul y George, donde los serenos coros -una especie de versión rock de los cantos gregorianos- y la combinación entre éstos y un obtuso sonido de órgano, brindan un resultado muy llamativo. Creo que bandas como Queen se inspiraron mucho en este tema.

Al margen de la colaboración habitual de George Martin, como productor, y del ingeniero de sonido y músico, Alan Parsons, como asistente, no está de más destacar la presencia de un joven operador de cinta, de 19 años, llamado Tony Banks, quien en esa época era tecladista de la naciente agrupación británica Genesis.

¡¡Viva el rock!!

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