Gonzalo Figueroa Cea: RÁFAGAS (BREVES ACERCA DE LA VIDA)

Disneylandia al lado de mi pega

Fue bello, sin duda. Fue caro: tampoco la hay. Fue único: claro, tendrán que pasar 100 años para que ocurra algo similar. La voz de Pablo Neruda y la figura de Condorito fueron sólo parte de un espectáculo digno del máximo emblema de Disneyworld en tanto arquitectura y atractivo popular: su imponente castillo lleno de pirotecnia al anochecer. A este último respecto, debo enfatizar que la imagen de la faraónica obra emplazada en Orlando (Florida, USA) es tan repetida en el mundillo pop, que sus princesas y príncipes azules -tan representativos de la cultura Disney como otros personajes: Mickey, Winnie Pooh y varios más- desde hace como 70 años que no envejecen y parecen haberse casado como cien mil veces.

Así se vio el palacio de La Moneda para la celebración nocturna del Bicentenario de la República, aunque obviamente sin los personajes aludidos y con referencias a la historia de nuestro país, protagonizadas por seres de carne y hueso en todo el sentido de la palabra, muchos de ellos ya parte de nuestra memoria. Miles de personas observaron la cara sur del más celebre e historiado monumento nacional. Toda clase de efectos especiales y luces de colores permitieron ver al palacio de diversas formas. Me encantó. Debo reconocer que fue espectacular.

Pero lo vi en mi casa.



Espectáculo de la TV en la Región de Atacama

El rescate de los 33 mineros de la mina San José, me motivó durante el mismo día del inicio del rescate (en el estricto sentido de la palabra “rescate”) a escribir un escueto mensaje, tanto en Facebook como en Twitter, del tono “que asciendan bien los 33…Nada más. Salud por ellos y sus familias”.

Para la historia quedará como el “histórico -(valga la redundancia)- 13 de octubre”, una especie de “reconquista de la luz” tras una larga odisea. Es difícil sacar una conclusión definitiva respecto del impacto real de la intervención de las autoridades y de las instituciones que, organizadamente, colaboraron en el rescate de estos verdaderos “héroes de Atacama”.

Pero, sin duda, hay que agradecerles a las voluntades públicas y privadas que, sumando enormes esfuerzos humanos técnicos, lograron la hazaña por todo el mundo conocida. También hay que agradecerles a los medios informativos por su oportuna información: televisión, radios, Internet y prensa escrita, pero…., no habrá sido demasiado.

¡¡Salud por los mineros y sus familias!!

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