Yes: “Yesshows”, un viaje cósmico


EL ROBUSTO SEÑOR ROCK

El Yes de “Big Generator” no era el Yes emblemático. En efecto, el Yes de 1987 se diferenciaba notablemente del Yes de los años 70. Me gustaban los dos, encontraba excelente guitarrista al sudafricano Trevor Rabin, pero no era éste el Yes emblemático (sorry por tantos “Yes”). Uno de los discos que más me gustan del quinteto británico, el disco en vivo editado en 1980 y con temas de finales de los 70, es una saludable mezcla entre esas dos etapas.

El conocimiento que mi familia me transmitió en materia de música popular fue vital no sólo en motivarme a escuchar de manera espontánea lo que a sus integrantes les gustaba, sino que también en una gran diversificación de gustos por mi parte.


De mis padres, por ejemplo, me sedujo su gusto principalmente por la música selecta, el tango y en general el folclore latinoamericano. Por mi hermana mayor supe algo más acerca de Peter Frampton y de los Bee Gees, principalmente, aunque no fue menor el hecho de que por ella conociera un poco más a los Beatles.

Recuerdo particularmente un ciclo de películas que dieron en la televisión sobre los Beatles, que incluía “A Hard Day’s Night” y “Help”. Recuerdo que era muy niño, no debo haber tenido más de seis años de edad, y mi hermana, una adolescente de unos 15 años de edad, exclamaba que iban a dar a los Beatles en la televisión. Esto fue a fines de los 70.

Recuerdo que a mis hermanos les causaba gracia el abuelo de Paul McCartney en “A Hard …” porque se parecía mucho a don Julián, un veterano amigo de mis padres que vivía cerca de nuestra casa.

De mis hermanos aprendí la veta más rockera. De mi hermano mayor -el segundo en la secuencia cronológica- conocí el lado más rockero o “rockero selecto-alternativo” (si se me permite el término); del otro (el tercero en la secuencia, yo era el menor) hay un legado un poco más acústico por su proximidad a la Nueva Canción Chilena y a la Nueva Trova cubana, pero a su vez más rockero de guitarras duras. Pero en el caso de él esa herencia ocurrió años después.

Veta más rockera

Curiosamente por el último hermano que mencioné supe que existía un grupo que se llamaba Yes. Fue por ahí por 1987. Supe que eran ingleses, que eran muy virtuosos y que eran contemporáneos a Emerson Lake and Palmer, Yes, Pink Floyd, Genesis, Jethro Tull, Deep Purple y Led Zeppelin. Curiosamente también, ¡qué curioso! (valga la redundancia) en la misma época vi a través de la televisión, en alguno de los programas sobre música popular de moda, el videoclip de “Love will find a way”, perteneciente al álbum de Yes “Big Generator”, de 1987.

Pero curiosamente (¡¡uhmm!!) aquel Yes no era el Yes al que se refería mi hermano. En efecto, el Yes de 1977 se diferenciaba notablemente del Yes de los años 70. Me gustaban los dos, encontraba excelente guitarrista al sudafricano Trevor Rabin, pero el Yes emblemático, aquel que fue considerado líder del rock progresivo británico y mundial de la primera mitad de los 70 (nunca he entendido porque algunos críticos colocaron a los archipopulares Pink Floyd en otra categoría de grupo y como si formara parte de una “línea del tiempo paralela”), fue el Yes de esa época.

La alineación de Yes en ese entonces era con Jon Anderson en la voz, Steve Howe en guitarras, Chris Squire en bajo, Bill Bruford en la batería -posteriormente reemplazado por Alan White- y Rick Wakeman en los teclados. Las diferencias entre ese Yes y el Yes de 1987 estaban en la guitarra y los teclados: el citado Rabin y Tony Kaye, respectivamente.

“Yesshows”: lindo doble álbum en vivo

Temas de largo desarrollo e intrincados y otros más breves aunque con matices igualmente notorios son característicos del Yes de los años 70, pero donde mejor expuestas están esas características es en sus discos más aplaudidos: “Fragile” (1971), “Close to the edge (1972), “Tales from Topographic Oceans” (1973) y “Relayer” (1974).

Sin embargo, si a mí me preguntaran por un disco de Yes que me llame particularmente la atención al margen de los citados, me quedó con “Yesshows”, un álbum editado en 1980 pero que contiene temas en vivo seleccionados de sus giras realizadas entre 1976 y 1978 en Holanda, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. Este álbum me gusta mucho más que “Yessongs” (1973), álbum y película en vivo muy interesantes pero cuyos sonidos no son el óptimo a mi modesto parecer.

De “Yesshows” siempre me llamó la atención todo, incluso sin haberlo escucharlo. Mi hermano mayor, quien es más “progrero”, lo tenía en su colección de long plays. “Yesshows” me atraía por el diseño de la portada y la tapa, una especie de ave colorida volando sobre el paisaje rocoso y casi cubierto de nieve en su totalidad (como de otro planeta). ¿El diseño?. Al igual que en los discos anteriores responsabilidad del telentoso Roger Dean. ¿La parte interior?. Los músicos desplegando su talento en las distintas presentaciones de la época. Aunque el tecladista suizo Patrick Moraz aparece en una de las alineaciones, la formación es casi la misma en todos lados.

Dos etapas

“Yesshows” revela claramente dos etapas de Yes: una primera fase, mayoritariamente con temas de largo desarrollo y complejos arreglos, con aproximaciones a King Crimson en cuanto al uso y abuso de sonidos no convencionales en el rock y en la música pop en general, regulares y repentinos cambios de ritmo, combinaciones de sonidos más energéticos con otros más calmos, el agudo y sensible canto de Anderson, la capacidad de Squire de desmarcar su bajo como instrumento sólo rítmico, la intensidad de White, los arranques folk y los punteos exquisitamente agudos y rockeros de Howe, y las improvisaciones y potencial de Wakeman y de Patrick Moraz en las teclas.

La otra fase, más próxima al pop, revela el espíritu de Yes acercándose a los años 80 y propio de esta última década. Al igual como ocurriera con Genesis los temas de aquella son más breves, más simples y comercialmente más de escalafón de éxitos que de colección, pero sin perder la calidad. No está de más mencionar que en los 80 las ventas de Yes también se tornan más saludables.

“Yesshows”, en otras palabras, es una síntesis de esas dos etapas y tiene los siguientes temas:"Parallels", "Time and a Word", "Going for the One", "The Gates of Delirium", "Don't Kill the Whale", "Ritual" (parte 1), "Ritual" (parte 2) y "Wonderous Stories".







Comentarios

  1. Como pego la influencia del hermano!

    Hay que reconocer también que en esta columna hay investigación que la da el respeto y gusto por esta tremenda joya.

    Acabo de comprarme el disco en formato vinilo en una de esas ferias de las pulgas en algún lugar de Chile, Lo desfunde, le sople los surcos, y me puse a disfrutarlo.

    Gracias por la historia.

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  2. Es un tremendo disco. Lo puedes escuchar mil veces y no te vas a aburrir.

    Que bueno que te gusto la historia.

    Saludos
    Gonzalo Figueroa

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