King Crimson: ¿extravagantes o iluminados musicales?


EL ROBUSTO SEÑOR ROCK

El primer adjetivo que se me viene a la mente al proyectar en ella al legendario grupo británico liderado por Robert Fripp es, simplemente, “genialidad”. Sin embargo, me acuerdo mucho de lo que me dijo mi hermano y un amigo, tocayo mío, sobre este conjunto. Ambos lo recordarán cuando lean las siguientes líneas...

La agrupación de cabecera de mi hermano mayor en su adolescencia era Kiss. No sé si a esta altura está en condiciones de desmentirme, pero han pasado 34 años y recuerdo claramente que, finalizando la enseñanza básica, él y unos compañeros suyos imitaron en un evento colegial a la popularísima banda californiana, fiel representante de lo que algunos despreciativamente denominaron “rock circense”. Corría 1977 y yo, en el mismo evento, y con tan sólo cinco años de edad, participaba en una versión diminuta de la Tirana.


Sin embargo, ya estando en su período universitario, mi hermano tenía como grupo de cabecera a Genesis. Las voces pastosas e histriónicas de Peter Gabriel y de Phil Collins interpretando temas como “Cinema Show”, “The Carpet Crawlers”, “Dance o a Volcano” o “Duke’s Travels” se me hicieron tan familiares como los envolventes, intensos y variados sonidos que le sacaba a sus sintetizadores Tony Banks.

Mientras mi hermano se encerraba a estudiar en su dormitorio ponía la música a todo chancho y el conjunto británico, al menos por lo yo observaba, superaba en las predilecciones musicales de mi consanguíneo a varios exponentes de las mismas islas británicas y a los canadienses Rush.

La banda del Rey Carmesí

Años después, mientras el baterista del grupo argentino Soda Stereo, Charly Alberti, reconocía como gran influencia a Stewart Copeland, de The Police, su compatriota y colega Willy Iturri, de G.I.T., reconocía influencias del ex Yes y King Crimson, Bill Bruford…Ahí fue la primera vez que escuché que existía un grupo que se llamaba King Crimson, algo así en castellano como el “Rey Carmesí”.

Posteriormente supe que King Crimson era una de las agrupaciones emblemáticas del rock progresivo en la etapa fundacional del movimiento: claros herederos de los experimentos de los Beatles a fines de los 60, entre estas bandas estaban Pink Floyd, Jethro Tull, Yes, Emerson Lake and Palmer y los ya citados Genesis.

Las guitarras frippianas

Llegó 1991 y un amigo que conocí ese mismo año, tocayo mío, me hizo escuchar un día a King Crimson, su agrupación favorita. Él había hecho una gran inversión para ese entonces: compró un reproductor de compact disc. Los CD para mí y mucha gente eran extraños en esa época. Pero en la primera escuchada a la que me invitó mi tocayo quedé alucinado con el tremendo y cristalino sonido que ofrecía el reproductor teniendo a un minicomponente de auxiliar y, sobre todo, escuchando (valga la redundancia) a King Crimson.

“In the Court of the Crimson King”, “In the Wake of Poseidon”, “Lizard” y “Islands” fueron algunos de los discos que conocí de la agrupación liderada por el genial y archicreativo Robert Fripp. Los trabajos mencionados, además, eran los primeros discos de King Crimson: habían sido grabados entre fines de los 60 y principios de los 70. Los efectos de guitarra eran casi similares a los de un violín eléctrico pero sonaban más artificiales aún. Era casi como escuchar música extraterrestre. En 1991 daba la impresión de que esos long plays hubiesen sido grabados ese año. Incluso hoy uno puede inferir, sin mayores antecedentes, que fueron grabados recién.

Fue en aquellos tiempos en que escuché por primera vez el concepto de “guitarra frippiana”. Mi tocayo era un gran experto en King Crimson y, de hecho, me habló de la gran amistad entre Robert Fripp y Peter Gabriel, y un temazo que compartieron ambos en los créditos: “Here Comes the Flood”.

La primera vez que escuché a un grupo de rock hacer curiosas combinaciones de rock, jazz, música selecta y música minimalista (sonidos extraños) justamente fue con King Crimson.

“Son muy locos esos huevones”

Tiempo después conversé con mi hermano mayor sobre King Crimson.

-¿Conoces a King Crimson?

-Sí, claro.

-¿Y qué te parece?. Nunca caché si los escuchaste o no.

-No me gustan. Son muy locos esos huevones.

-Yo encuentro la raja a ese grupo.

No se trataba de hacer un contrapunto. En todo caso, era divertido ponerlo de relieve. Era evidente que a mi hermano le gustaba Genesis porque respondía al perfil de un grupo, a lo mejor, más serio….Yo diría más convencional. Yo prefiero a Genesis en relación a King Crimson pero por otros motivos. Pero igualmente me gusta King Crimson, pero no los encuentro locos (je, je).

Yo creo que, al igual que David Bowie, King Crimson llevó al rock and roll a derroteros más ambiciosos y rupturistas. Ese mismo espíritu ambicioso y rupturista llevó a Astor Piazzolla a lograr que el tango se pareciera poco y nada al tango tradicional. Esa actitud la prefiero lejos a la jactancia y convicción con que se jacta (valga la requete redundancia) Bono, el líder de U2.

De todo un poco

“Lizard”, el disco que analizaré en esta oportunidad, tiene cinco temas y fue grabado en 1970. Uno de ellos es largo (una suite): dura 23 minutos, está dividido en cuatro partes y es, precisamente, el que le da el nombre al disco. En algún momento pensé que el vocalista en esta álbum era Greg Lake, quien participó en los dos primeros discos del grupo y después formó Emerson Lake and Palmer. Sin embargo el cantante de “Lizard” es Gordon Haskell.

“Cirkus”, el primer tema del álbum, tiene un inicio suave donde el piano eléctrico acompaña la voz de Haskell apaciblemente hasta toparse con un estridente sonido de cuerdas, característico de la misma pieza. La impronta crimsomniana típica se hace presente en este long play: los cambios repentinos de intensidad de la melodía y del ritmo, la presencia de la guitarra clásica, los curiosos efectos de la guitarra eléctrica y el sensual toque de los vientos.

“Indoor Games”, el tema siguiente, es más jazzero y da pie a la improvisación; los efectos extraños son la características de “Happy Family”; mientras que “Lady of the Dancing Water”, por su serenidad, se aproxima al Genesis gabrielano. “Lizard”, el tema más largo, es el resumen de toda la masa de sonido llena de creatividad pura que es “Lizard”.

Para terminar los dejó con un tema, interpretado en vivo, de ese gran álbum:





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