Leyendas y no tantos mitos en el House Rock & Country

Por Gonzalo Figueroa Cea

EL ROBUSTO SEÑOR DEL ROCK

Una especie de privilegiado "reparto del rock and roll de todos los tiempos" se dio cita en el conocido pub. De pronto me di cuenta que yo tenía nuevamente 23 años, pero que el tiempo no importaba y el idioma tampoco: la Buddy Holly Band, James Dean, Elvis Presley, John Lennon y Rick Wright estaban allí. Revivieron para mí. No quise desaprovechar la oportunidad. Fue un pequeño pero auténtico tour mágico y misterioso.

En una de esas típicas divagaciones mentales y soñolientas que tengo a veces, ya cuando mi mujer y mi pequeña hija duermen tras una agitada jornada, me transporté a 1995. Fue casi como si nada, como en un abrir y cerrar de ojos (aunque suene a lugar común). Y no es poco decir: hablo de 17 años atrás. Tenía sólo 23 años. ¿Y qué es lo que veo?. Mi dormitorio de hijo en la casa de mis padres. Obvio (je, je). Pero no era un dormitorio más: era uno que colindaba con el patio de las comidas veraniegas, con los suficientemente extensos parrones de uva que contenían las lluvias de los meses fríos.. 


En realidad todos los dormitorios que tuve en la casa de mis padres eran muy especiales. Y a mí lo que me ocurría en 1995 era que me encantaba revolverla con la infraestructura de la casa. Pero no me refiero a la infraestructura como estructura basal de cemento y ampliaciones, sino que de la infraestructura menor: me gustaba mucho eso de cambiarme de pieza y de trasladar muebles de un lado para otro, de intervenir espacios y dármelas de pintor de brocha gorda...No en la onda fanático completamente, pero sí en una onda un tanto obsesiva. Era un poco dictador en ese plano y tenía como cierto espíritu de decorador de interiores.

Pero volviendo al tema central, transportado mentalmente a 1995, me vi a mí mismo sentado en mi cama del lindo dormitorio que tenía entonces, con un papel mural clarito y floreado muy femenino (la pieza había sido de mi hermana), una alfombra entre verdecita y gris, y una cortina color crema que daba a toda la luz del sol matinal....¡Estupendo el dormitorio!. Y, mediante una radiocaset minicomponente que me obsequió uno de mis hermanos, escuchaba lo que era mi pasión en ese minuto: el rock progresivo...No me quedó otra cosa que entrar a mi cuerpo de entonces. Y lo logré. 

Absolutamente sensorial
Primero escuché al conjunto holandés Focus con su gran álbum "Moving Waves" y, luego, con su también distinguido largaduración "Hamburger Concerto". Minutos después mi voluntad le daba el pase al grupo inglés Emerson Lake and Palmer con una antología que me había prestado ese mismo hermano mío (debo confesar que en esa época el formato de audio predominante en mi repertorio eran los casets. Tenía muy pocos cidís).

Al igual que ahora, como que no me costaba imaginarme las partes donde cada instrumento: batería, guitarra, teclados o bajo, se lucía; o las partes donde la voz se lucía; o aquéllas donde todos los instrumentos sobresalían. Me creía un poco Greg Lake, me creía un tanto Carl Palmer, me seducía la velocidad de dedos de Keith Emerson, pero también el histrionismo, el virtuosismo y las locuras de This Van Leer, y el sentimiento que transmitía a través de su guitarra Jan Akkerman. A diferencia de ahora, cerraba más los ojos para imaginarme los solos o las partes más atractivas de los temas. Más sensorial no podía ser la cosa. 

¡Demonios! Es la pasión que efectivamente sentía en aquella etapa de mi existencia (y también en 2012, aunque un tanto diferente) por el antiguo Genesis o Pink Floyd, o Rush, o Yes o,  o Jethro Tull, o King Crimson, o Marillion, o algunos años después -a pesar de que fueron anteriores a todas estas bandas y, de alguna manera, referentes obligados de éstas-, los Beatles (y sólo por mencionar algunos grupos). Curiosamente eran todos británicos, salvo Rush, de origen canadiense.

Pero también me gustaba Kansas, mi agrupación gringa favorita. Nombres como Roger Waters, David Gilmour, Peter Gabriel, Tony Banks, Neil Peart, Steve Howe, Ian Anderson, Robert Fripp, Fish, Steve Hogarth, John Lennon y Paul McCartney, entre otros, eran parte de mis repartos musicales favoritos.

¡Qué ganas de conversar con, al menos, alguno de ellos!...¡Aunque algunos estén muertos!. ¿Acaso será necesaria una sesión de espiritismo o dejaré que mi mente se libere más todavía?. Lo último lo veo muy próximo. Es como un clímax también. Algo igualmente excitante y encantador.

Poseído
Así como le ocurría a Chaplin con la clásica vestimenta del vagabundo, de pronto muy poseído abrí la puerta del dormitorio, que da al pasillo de la casa, y vi una luz excesivamente potente: como que la luz del sol se iba al chancho y me encandilaba, aunque sin un excesivo calor. No obstante, pacientemente, salí de la pieza y me fui acercando valientemente hacia esa luz. 

La luz fue disminuyendo y, de pronto, quedé frente a una infraestructura de madera, parecida a un saloon del viejo Oeste Americano, aunque con una entrada de adoquines donde se estacionaban motocicletas, automóviles corrientes y camionetas 4x4 en los costados. Era, una vez más, el archifamoso pub "House Rock & Country". Miré mi reloj: eran cerca de las 12 de la noche.

Caminé con la seguridad que me es característica (modestia aparte), aunque unos jóvenes cabeza rapada, chaquetas de cuero y bototos me miraban en forma intimidante...Sin embargo, yo los miré con cierto dejo de desprecio ("no, no soy lo que ustedes piensan, malditos nazis chiflados", pensé sin decirlo, como emulando a Indiana Jones: ¡¡ídolo!!) y, simplemente, entré al pub.

-¡Querido James!, ¿¡cómo estás viejo!?....

-¡Gonzalo, amigo! - obviamente nos abrazamos. Era James Dean. El muchacho, como de costumbre, andaba con chaqueta de cuero y unos jeans que dejaban ver las puntas de sus botas vaqueras. El eterno pucho, su pelo engominado y la cara risueña de niño malo pero buena onda completaban la escena.

-¿Qué te tiene por estos lados? - le dije, sabiendo que estoy en un lugar donde el tiempo no existe, como tampoco las barreras idiomáticas. James se veía más o menos de mi edad, aquella que lo dejará inmortalizado: la juventud limitada, aquélla de la que me hablaba "Pirincho": la del típico joven estadounidense de los años 50, quien antes de los 21 años debía probarlo "todo" antes de "servir a su patria" yendo a la guerra: Corea y Vietnam se avecinaban en sus destinos. ¿Qué era ese "todo" que debía probar?. Sexo, drogas y, en general, vivir al límite.

-Divirtiéndome. Las chicas están muy guapas. Hay buen trago, buen rock y, por supuesto, los amigos.

-Y tú siempre tan sonriente, James, je, je...Como que siempre me estás ocultando algo.

-Je, je...Hay que tomarse la vida con humor, Gonzalo...Y a pesar de todo lo que nos ocurra... ¡Uy!, ¡mira qué belleza! - abruptamente cambió la conversación y, tras el necesario "cambio de luces" con una veinteañera mezcla entre Natalie Wood y Elizabeth Taylor ("no alta, quizás un poco flaquita", como hubiese dicho Bill Halley), James, todo un caballero, me pidió permiso para ir a conversar con la chica.

¡El gusto es mío!
Avancé un poco más en el local. Estaba lleno. Había un tributo al gran y recordado Buddy Holly. De hecho me encontré con un contemporáneo de él y de James: el rey del rock and roll, Elvis Presley. Trago en mano, él mismo -1,85 aproximadamente de estatura, muy delgado y con un peinado levemente más ordenado que el de James- se sorprendió con mi presencia pero alegremente.

-Gonzalo, compadre. ¿Cómo estás?. Te invito a un trago.

-Dios mediante, muy bien, y te acepto la invitación....Pero una chelita.

-Ok. Lástima que no traje mi guitarra. Habría invitado a los muchachos de la Buddy Holly Band, después de la tocata, a revolverla un poco en mi casa.

-Tú le enseñaste a mover la pelvis a Forrest Gump....

-Je, je....¿Quién es Forrest Gump?.

-Un niño que conozco, quien quedó admirado por tu forma de tocar la guitarra, cantar y bailar. Aunque no opinó lo mismo la madre del chico, je, je. Después supe que ella te vio en la tele y encontró, por así decirlo, demasiado audaz tu forma de tocar la guitarra, cantar y bailar..

-¡¡Jajaja!!. Sí, en realidad lo es. Oye, pero, por el contrario nunca he pensado ser al revés de lo que soy o pretendo mostrar. ¿Te imaginas que me parezca a Frank Sinatra?, ¡¡jajajaj!!. La única forma de parecerme a él sería que hiciera el servicio militar y que él mismo me ofreciera hacer un dúo. ¡¡Jajajaj!!.

-No te dejes domesticar. Tú eres auténtico. Sinatra es un gran cantante pero está demasiado influido por la "high society" norteamericana.

-Sin duda. Además yo soy de Tupelo, Misisipi; y, él, de Nueva Jersey.

-Oye, muy buena esta banda. El joven de anteojos se parece harto a Buddy.

-Sí, es notablemente parecido. Y canta parecido también.


-Estás elegante. ¿Esa corbata?. ¿Esa chaqueta?...Ni comparadas con la polera del otro día...Je, je. Pareció esa vez que hubieses vuelto al rubro de los camiones.


-Je, je....No compadre. Lo que pasa es que, un ratito atrás, estuve en un programa de televisión. Mis amigos de la banda van a llegar más rato: fueron a dejar los instrumentos al galpón de un amigo.

-¡Ah, entiendo!. Tienen que estar seguros los instrumentos, sobre todo tu guitarra.

-Por supuesto, sobre todo mi guitarra.

-Has marcado estilo....

-.... -Elvis se ríe nerviosamente.

-¡En serio!

-Je, je...Puede ser. Veo hartos jóvenes que se visten y se peinan como yo: el jopo y las patillas. ¡Como ese joven que está allí!. Aunque usa la chasquilla para adelante.

-¡Ah!, es mi amigo John. ¡Elvis!. ¡Ha sido un gusto!

-El gusto, una vez más, es mío, Gonzalo.

Un Lennon más maduro

Y me desplacé hasta donde está el joven del que hablaba Elvis: era John Lennon. Estaba en otro sector de la barra con un trago en la mano. Pero no era el Lennon adolescente, aquel teddy boy inglés incorregible quien, en su natal Liverpool, se enfrascaba en discusiones con su tía Mimi, se involucraba en peleas de pandilla y se caracterizaba por no ser un estudiante brillante pero sí ser un líder muy gritón entre su grupo de amigos y también muy respetado por ellos, capaz de tirar crueles tallas a los vagabundos y minusválidos mientras caminaba por un típica calle del puerto. No era el Lennon que soñaba con ser estrella del rock.

El Lennon que está ante mis ojos era más maduro. Era un beatle: por lo tanto, no era una estrella de rock, sino que una megaestrella del rock. Era el Lennon de la época de "Rubber Soul", de "Revolver" y de "Sgt. Pepper's Lonely Heats Club Band"; es decir, el de 1965, 1966 ó 1967, con más de 25 años en sus espaldas y tirando para los 30; un hombre con mucho mundo y, muy probablemente, con tendencia a la depresión.

El Lennon que tenía enfrente sabía de que no daba el ancho como marido y, menos, como padre, aunque vaticinaba que Julian, su único hijo hasta ahora, sería un gran artista. Reconocía que su lengua filuda, a veces, le jugaba malas pasadas, como esa vez en que dijo que los Beatles eran más famosos que Jesucristo, lo que lo motivó a pedir disculpas públicas. Sabía que con su amigo Paul McCartney forma una de las duplas de compositores de música pop más admiradas y, por cierto, la más exitosa de todos los tiempos.

-Hola John. ¿Tan solitario hombre?.

-Hola Gonzalo....Sí, estoy inspirándome.

Cierto dejo de fastidio en la cara de John me hacía suponer que no podría preguntarle por Cynthia, su mujer...Además no podría preguntarle por Yoko Ono, a quien todavía no conoce. Yo debía tener tino para conversar. Las mujeres importantes en la vida de los Beatles no es un tema de farándula. Es un tema personal que influye en el plano sentimental, pero también en lo musical o, en el caso de Lennon, en el derrotero de un rock star.

Los Beatles podrán haber tenido muchas mujeres porque, como alguna vez dijo Sting, "al fin y al cabo son estrellas de rock" como él. Pero la existencia de mujeres como Cynthia Powell, Yoko Ono o Linda Eastman en la vida de los "fab four" pesa bastante más que los "15 minutos de fama" de cientos de groupies. Esto último es farándula y eso me da lo mismo. Pero no le iba a preguntar huevadas a John.

-"In my life" parece bien tuya, John....

-No. La hice con Paul al igual que la mayoría de nuestros temas, pero como la canto yo la gente cree que es más mía que de Paul -sostiene Lennon, con sonrisa irónica y pucho en mano.

-Es una gran canción. Bellísima.

-Es un retrato de nuestra juventud y niñez en Liverpool. Siempre con Paul hemos hecho temas de esas características. ¡Es un tema formidable!.

-Bueno, en tal caso, podríamos decir que "Eleanor Rigby" es más de Paul.

-Je, je....En eso concuerdo plenamente contigo: es más de Paul. Él pensó mucho en la gente solitaria. Es un gran tema también.

-Sí, me gusta harto. La orquestación es bien power.

-¡Power!. Me gusta esa palabra que usaste: ¡power!.   

-Oye, supe que a Jimi Hendrix le encantó el disco del "Sargento Pimienta"....

-Sí, antes de juntarnos con el Maharishi e iniciar el rodaje de "Magical Mistery Tour", Paul nos comentó que fue a un recital de Jimi y que éste inició la actuación con un tema del "Sargento Pimienta".

-Bueno, Jimi siempre ha sido un gran admirador de ustedes, al igual que Bob Dylan.

-Bob ha sido inspiración y, por si fuera poco, gracias a él conocimos la marihuana.

-Los Rolling Stones quieren hacer una tapa parecida a la del "Sargento Pimienta" en un disco de ellos. Y Frank Zappa quiere hacer algo parecido en un disco de él.

-¡Eh!, así supe....Mick, Keith, Charlie, ¡grandes amigos nuestros!. ¿Frank?. Todo un talento. El único problema es que tienen que ver los aspectos legales. No es fácil ocupar para la portada de un álbum imágenes de otras personas famosas. Para Paul fue un gran dolor de cabeza lidiar en eso con los ejecutivos de nuestro sello.

-Y ya me lo imagino....   



El silencioso Rick
Tras despedirme de John, vi a una especie de alma gemela mía observándome fijamente mientras agitaba levemente un vaso de trago liviano con sus manos. Era Rick Wright, el tecladista y a veces voz de Pink Floyd. Alto, delgado, cabello ondulado castaño, barba, bigote, un sweter rojo de cuello largo y jeans pata de elefante eran sus características distinguibles. 

Obviamente el Wright que yo miraba no era el Wright veterano ni el Wright psicodélico de la época en que los Floyd tenían a Syd Barrett como monarca creativo. Era el Wright sobrio y silencioso de siempre pero aquél de "Atom Heart Mother", de "Meddle" o de "The Dark Side of the Moon". Debía tener unos 30 años de edad: la edad que tenía Rick en 1973 (recuerden que el tiempo se revuelve en el "House Rock & Country"). 

Por tal motivo, irremediablemente me acordé de dos hermosos temas que el canta con los Floyd: "Summer 68" y "Time", donde la voz líder la lleva él. Tras el saludo de rigor, vinieron las preguntas inevitables.

-¿Muy duro Waters con ustedes?

-Roger es un genio que tiene su genio -sostuvo Rick, sonriente un poco aunque, de inmediato, se puso muy serio.

Pero recordé que, en alguna oportunidad, Waters se refirió al resto de los Floyd como flojos y que los aspectos creativos dependían de él. Eso es bien duro, pero fue en la época de "A Momentary Lapse of Reason" de 1987, cuando el bajista se había ido del grupo y había una disputa legal por la posesión del nombre.

-El mérito en el éxito de una gran banda como Pink Floyd es también de David, Nick y yo. Cuando tú tienes un grupo, es muy probable que el liderazgo sea ejercido por una o dos personas, pero contar con músicos que te entiendan y se complementen bien contigo, es fundamental. ¿Crees lo mismo que yo? -enfatizó Rick.

-Sin duda. Gilmour también dijo alguna vez algo parecido a lo que tu dijiste.

-Y David también ha sido fundamental.

-Pero lo importante es que los discos de ustedes son grandiosos.

-¡Que bueno que te agraden!.

-Mi favorito es "Meddle". Es como calmo, bien compuestito, aéreo, envolvente. "Atom ..." también tiene lo suyo -iba a nombrarle también a "Wish you were", que es algo melancólico pero muy agradable de escuchar; y a "The Wall", que es como mas opulento, pero me acordé nuevamente que era el Rick de 1973...No podía adelantarme. De hacerlo hubiese caído en lo que alguna vez le advirtió el excéntrico doctor Emmet Brown a Marty McFly en "Volver al Futuro": "dar origen a una anomalía con consecuencias cósmicas incalculables".

-Sin duda alguna. ¡Salud por eso!.

-¡Salud!







































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