Responsabilidad parental: más que responsabilidad, actos de amor


Este texto, también de mi autoría, corresponde al boletín interno del MOP "Recursos Humanos en Red" de septiembre de 2011 y he querido compartirlo con ustedes por la universalidad del tema.

MOPENSES
Regularmente se considera que la mujer está mejor preparada para el cuidado y el bienestar de los hijos en comparación al aporte que pueden brindar en ese plano los hombres. Sin embargo, aquella labor que debe ser compartida en un matrimonio, muchos hombres la asumen en una proporción importante, con un alto sentido del deber y preocupándose de los más mínimos detalles.
A su corta edad Ignacio se admira de lo que hace su padre por él. Claudia, un poco mayor que Ignacio, va un poco más lejos que su hermano en los elogios a su progenitor y sostiene, con total seguridad, la contribución de éste en su bienestar y desarrollo personales. “Siempre ha estado conmigo, siempre me ha cuidado y me ha protegido. Él me ha formado para poder obtener todos los logros que he tenido. Nunca nos va a faltar algo mientras él esté con nosotros”, sostiene Claudia sobre su papá, Mario Arancibia Hernández, ingeniero civil en transporte de nuestra Dirección de Vialidad.

Y Mario no duda en refrendar lo que cariñosamente sus hijos le confiesan. “Para el papá siempre ustedes van a ser unas guagüitas, unos hijos pequeños que yo los voy a cuidar y los voy a querer mucho”, enfatiza. “La cosa es que uno ha tenido que madurar más rápidamente. Cuando uno estaba sólo, o cuando no estaba a cargo de los niños, llevaba una vida mucho más relajada. En cambio ahora hay que pensar en el futuro, hay que ahorrar, preocuparse de ir al supermercado, por ejemplo”, agrega el padre de Claudia e Ignacio.
El caso de Mario no es muy diferente al de otros padres que, por diversos motivos, han debido dedicar parte importante de su cotidianeidad al cuidado y el bienestar de sus hijos. Regularmente se considera que la madre está mejor preparada para aquel esfuerzo y, en efecto, ellas concentran la mayor parte de éste en el marco de la vida matrimonial o en pareja. Sin embargo, la responsabilidad parental nos invita a cambiar esa óptica y a considerar que el hombre, al igual que la mujer, puede compatibilizar las tareas habituales del ámbito laboral con aquellas referidas al hogar y especialmente al cuidado y al bienestar de los hijos.
Preparar en la noche anterior las cosas del colegio, como las mochilas con todos los útiles que requerirá la jornada; y, al día siguiente, darles el desayuno para luego partir a dejarlos al establecimiento educacional es una rutina que se hace agotadora. Pero es necesaria y finalmente se transforma en una experiencia enriquecedora, que nos hace crecer como personas, como también ocurre cuando, al estar en la oficina, simplemente de un momento a otro se produce un problema de salud de alguno de nuestros hijos y, con la comprensiva venia del jefe, hay llevarlo al médico para su atención.
“Cosas que te van dejando feliz y contento”
“Uno queda súper contento de vivir la cotidianeidad con los niños. Acompañarlos en hacer las tareas son cosas que en el fondo te van dejando feliz y contento”, enfatiza y reitera también Pablo Ibáñez González, geógrafo de la Dirección de Vialidad, en relación con la gran relación y sintonía que tiene con sus tres hijos (dos mujeres y un hombre).
Pablo relata que los chicos vienen a su casa los lunes, miércoles y viernes durante los días de mayor trajín, pero también se quedan los días destinados al descanso: sábado y domingo. “Si tienen que hacer tareas las hacen acá”, explica el profesional.
“Me complicaba menos cuando no estaba separado porque, en el fondo, ahí los tiempos eran mucho más extensos. Por ejemplo, me tenía que poner de acuerdo con la mamá: quien llegaba antes, quien después. Entonces no había problema. Ahora el tema es un poco más acelerado todo porque los días que los veo salgo corriendo a buscarlos y hacemos lo que tenemos que hacer: si tienen tareas o algo así, y después tengo que ir dejarlos poco antes de las 21 horas. En realidad yo diría que lo más complicado es el tiempo”.
Sofía, una de sus hijas, se muestra muy demostrativa en el afecto a su padre. “Él me ayuda a hacer las tareas. Hoy día tengo una tarea de Ciencias Naturales y me va ayudar. Lo quiero y lo amo. Y lo quiero mucho, al infinito y más allá”, argumenta muy risueña.

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