Ráfagas ciudadanas

EN TERCERA CLASE
¡¿De qué mierda nos jactamos tanto?! 
¡¿De qué mierda (disculpen la licencia) nos jactamos tanto?! ¡¡¿¿Jaguares?!!. ¡¡Por favor!!. Somos enfermos de racistas, clasistas, arribistas, homofóbicos y hasta "reyes" entre los grupientos. La muerte del joven Daniel Zamudio, desenlace final de un acto demencial de unos subnormales, debiese hacernos reflexionar profundamente acerca de la discriminación y en todas sus formas....Y castigar ejemplarmente, al menos, a los desadaptados e irresponsables que, en forma organizada, fomentan odiosidades. Los neonazis y las barras bravas son sólo un botón de muestra.
Como bien superior de la sociedad, debemos reflexionar acerca de los horrores a los que puede derivar la falta de respeto y la intolerancia hacia quienes piensan distinto o tienen una sexualidad diferente a lo convencional.

No desconozco la relevancia de otros temas igualmente urgentes: Aysén, Calama, el cobre, los impuestos, el costo de la vida, la salud y la educación -por nombrar los principales-, pero debemos reflexionar acerca de las miserias humanas como consecuencia de la discriminación en sus diversas formas. Suena repetitivo pero no me cansaré de decirlo.

Los estúpidos de las barras bravas
A propósito de algunos estúpidos que se las dan de  hinchas del fútbol y suelen amenazar con las "penas del infierno" a los jugadores, entrenadores y técnicos que no son de su gusto -además de ser los mismos amenazantes una amenaza (valga la redundancia) para las familias que desean ir a gozar sanamente al estadio para ver un espectáculo futbolistico (nada más)- creo al igual que el colega Francisco Sagredo que estos grupos representan un "cáncer" para nuestro fútbol. Por tal motivo me remito a transmitir literalmente, en su sentido más original, la carta que me publicó Las Últimas Noticias este lunes 2 de abril.
"En lugar de andar cazando declaraciones altisonantes de futbolistas, les sugiero a mis colegas periodistas de deportes tratar de conseguir declaraciones inteligentes de los dirigentes acerca de la supuesta protección de éstos a las barras bravas, cómo se financian estos grupos, cuántos de sus integrantes tienen prontuario, cómo machetean en la entrada de los estadios, cómo intimidan a la gente en las micros y en el Metro, cómo han marcado territorio en las poblaciones, en qué van las querellas de los bengalazos en el Santa Laura, en qué va el tema de la intendenta y los bombos del Monumental y en qué van las intenciones de mejorar la aplicación de la Ley sobre Violencia en los Estadios, sólo por citar preguntas o inquietudes naturales e inteligentes de un colega y modesto hincha del fútbol".

¿Qué le vamos a hacer?. Es el candidato....¡Es lo que hay!....
Quisiera dejar un espacio para hacer un contrapunto profundo entre la política chilena de hoy día y una frase del legendario escritor y dramaturgo estadounidense Ernest Hemingway.
En cuanto al ámbito de la política y como demócrata que me confieso, celebro que la democracia (valga la redundancia) se vea reflejada en las primarias abiertas que los partidos de la Concertación organizaron el domingo 1 de abril con miras a las elecciones municipales.
En tal sentido, independientemente de que haya votado o no, agradezco no tener militancia política: no desconozco la relevancia del sentido de la lealtad, pero si fuera militante francamente me causaría repulsión saber que si un candidato X que ganó y que a la larga tendré que apoyar (porque así son las reglas del juego, sobre todo si uno es de un partido político) tiene "manchada su hoja de vida" (por decirlo de alguna manera poética y elegante).
La moraleja de participar en las primarias es tan simple como la aceptación a priori de la sentencia judicial: "si se acata el fallo no se cuestiona su sustancia". En otras palabras, "si el candidato que ganó, no me gusta y no es de mi agrado, eso es secundario: a partir de entonces es mi candidato y punto...¡Nada que discutir!"....¡¡Está bien, señor Ignacio Walker!!. ¡¡Está bien señor Osvaldo Andrade!!. ¡¡¿Para qué les voy a discutir?!!.
Al respecto quisiera usar, una vez más, el mítico dicho del poeta inglés George Gordon Byron (Lord), "cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro". En todo caso, él reciente y público ataque de un perro callejero bravo a una niñita en Pudahuel, me hizo desistir de esta asertiva frase para la presente "ráfaga", aunque igual me gusta.
Prefiero quedarme con una cita de Ernest Hemingway, la que no sólo me aleja de aquellas cosas que detesto de la política sino que hasta me relaja porque se trata de unas líneas llenas de sentido: "El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera".
Para finalizar los dejo con un temazo clásico del gran David Bowie:

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