La "U" 5-Colo Colo 0: boleta al bla bla y a las estadísticas



DESDE EL CÓRNER
La mesura ganada con los años (modestia aparte) me ha permitido admirar el buen fútbol: lo hice, en alguna proporción y siendo casi veinteañero, con el Colo Colo campeón de la Copa Libertadores 1991; con la "U" del "Matador" Salas campeón 1994 y 1995, la Universidad Católica de Gorosito y del "Beto" Acosta en el mismo período de la década del 90, la selección chilena de Marcelo Bielsa entre 2007 y 2010; el Colo Colo del "Bichi" Borghi en 2006 y 2007; y la actual "U": campeón de la Copa Sudamericana, indiscutido líder del Apertura y protagonista de la Libertadores.   

No retengo en la memoria algún superclásico entre Colo Colo y Universidad de Chile, en el marco de las competencias oficiales (no partidos amistosos), con diferencias tan expresivas como el 5 a 0 a favor de la "U" el reciente domingo 29 de abril. Sí recuerdo un 4x0 a favor de la "U" en 2004, un 5x2 de Colo Colo en 1999, un 4x1 a favor de la "U" en 1994, un 4 a 0 para los albos en 1989, un 4 a 1 favorable a Colo Colo en 1983 y un 4x2 para el equipo del cacique en 1980 como los marcadores mas contundentes entre los tradicionales rivales del fútbol chileno antes del domingo 29 de abril.


Pero si nos remontamos a épocas que vivieron otras generaciones y cuando la palabra "clásico" involucraba a otros rivales para cada uno de los equipos hoy más populares del país (Colo Colo-Audax Italiano, Colo Colo-Magallanes o Universidad de Chile-Universidad Católica), destacan a favor del cacique las goleadas de 6x0 en 1938, 5x0 en 1949 y 6x1 en 1953. Cabe hacer una mención honrosa al 5 a 4 a favor de los albos en 1977: el clásico con mayor cantidad de goles a lo largo de la historia junto con el inolvidable 6 a 3 favorable a la "U" en el torneo de 1962, plena época del mítico "Ballet Azul".

Pero estos datos son sólo estadísticas y, en la mayoría de los casos expuestos, el partido entre azules y blancos no tenía la trascendencia, la motivación para los jugadores y la expectación para la afición futbolística que hoy tiene. Éstas recién nacieron en 1959 cuando los azules obtuvieron el título al derrotar a los albos en una infartante definición por dos goles a uno.

En el plano de las estadísticas de los torneos nacionales (que incluye las modalidades de Apertura y de Clausura instauradas en 1997), Colo Colo es amplio dominador: en 169 lances, han ganado en 73 ocasiones, han empatado en otras 50 y la "U" ha vencido en las restantes 46; el equipo popular ha marcado 285 goles y 226 la escuadra azul. Sumando todos las competencias oficiales (entre éstas, los antiguos torneos de apertura y, en el plano internacional, la Copa Mercosur), han jugado en 215 ocasiones, con 93 victorias albas, 62 empates y 60 triunfos azules; el equipo del cacique ha marcado 353 goles y, el elenco universtario, 272 dianas. Pero ...son sólo las estadísticas.

Porfiada constancia de una enorme diferencia
Lo que aconteció el domingo es la porfiada -y esperadísima- constancia de las verdaderas distancias entre un equipo de fútbol que juega como los ángeles, producto de un trabajo planificado y serio; y otro que, producto de las malas decisiones directivas, la falta de planificación, el abuso de la improvisación técnica y la presión generada por las inaceptables amenazas de un grupito de estúpidos pseudo hinchas (no quiero involucrar a la hinchada en general porque no corresponde), está en el extremo opuesto. Primero y undécimo, 37 puntos contra 17 (20 de diferencia); 39 goles a favor y sólo 10 en contra en el caso de la "U"; sólo 17 goles a favor y 20 en contra en el caso de Colo Colo constituyen el argumento del 5 a 0 reciente. Más claro, inobjetable y contundente no puede ser.

A mí me debe pasar algo re parecido al periodista de Las Últimas Noticias, Esteban Abarzúa, quien junto con admitir que es un colocolino que le ha tomado cariño al estilo de juego de la "U", vaticinó la paliza de los azules a los albos el mismo día domingo mediante una columna publicada en aquel matutino que aparenta ser un diario.

Al respecto, recuerdo automáticamente mis tiempos de niñez: por ahí entre 1981 y 1985, cuando el goleador Carlos Caszely, el habilidoso brasileño Severino Vasconcelos y el arquero Roberto Rojas (varios años antes del "Condorazo" del Maracaná), entre otras figuras del cacique, eran mis ídolos.

Debo confesar que en ese mismo entonces íbamos con cierta regularidad al estadio con mi papá (seguidor de la "U") a ver los partidos tanto del Colo como los de la Chile y, curiosamente, me deslumbraban en este último equipo los carrerones del "chico" Hoffens, la seguridad que transmitia en el arco Hugo Carballo y la velocidad de Miguel Ángel Gamboa, el "loco".

Y no era tanto porque quisiera que ganara o porque jugara espectacular al f'útbol, sino que por esa entrega total y esa agresividad que mostraba ese equipo, las que con el curso de los años perdió, determinando a la larga su descenso a Segunda División, donde estuvo una temporada. 

Creo que la agresividad de ese equipo del chuncho de los postreros años 70 y tempraneros años 80, dirigido por Fernando Riera y que sólo obtuvo títulos menores (algo más mereció, sin duda), sumada a la belleza futbolística del legendario "Ballet" (que obviamente por edad sólo conocí en videos) son parte del espíritu del actual equipo que dirige el argentino Jorge Sampaoli y que tiene vibrando a todo el pueblo azul. El ex jugador de Colo Colo, Miguel "Cheíto" Ramírez, en su calidad de comentarista de CDF, proyectó hace un año y cuatro meses el porvenir de la "U", resaltando que le gustaba la idea que fomentaba en ese entonces el técnico trasandino, recién asumido como adiestrador del equipo del chuncho.

Y son ese mismo equilibrio y esa mesura, ganados con los años (modestia aparte), los que me han permitido admirar el buen fútbol: lo hice con el mismo Colo Colo campeón de la Copa Libertadores 1991 en alguna proporción, la "U" del "Matador" Salas campeón 1994 y 1995, la Universidad Católica de Gorosito y el "Beto" Acosta en el mismo período de la década del 90, la selección chilena de Marcelo Bielsa entre 2007 y 2010, el Colo Colo del "Bichi" Borghi en 2006 y 2007, y la actual "U": campeón de la Sudamericana, indiscutido líder del Apertura y protagonista de la Libertadores.   

Fanatismo exacerbado versus hinchas mesurados
Francamente no entiendo el fanatismo exacerbado en cualquier ámbito. Lo encuentro rasca. Entiendo sí el fanatismo desde el punto de vista de la expresión de cariño manifiesta hacia un club de fútbol enfocada en lo tremendamente saludable que es disfrutar del deporte y vivir las cosas emocionantes que tiene toda disciplina deportiva, incorporando en ello incluso el sentido del humor con dedicatorias a los amigos que son hinchas del equipo rival. Insisto: lo encuentro tremendamente saludable.

Creo que los hinchas de la "U" tiene todo el derecho a expresar con ironía lo que antes del 5 a 0 del 29 de abril fue sólo un deseo y contuvieron durante mucho tiempo: mofarse de su tradicional rival. Otra cosa es la violencia o el fomento a la odiosidad, ésa de los delincuentes, de los pseudo hinchas "alimentados" por la impunidad y la vista gorda de las planas directivas, aquéllos que no entienden que el espectáculo no es una guerra de pandillas y, por añadidura, una especie de escapismo del narcotráfico, las drogas y otras lacras (por favor, no hablemos como el doctor Orozco; evitemos concluir que son unos "pobres muchachitos").

Por el mismo motivo: ¡¡no más "Panchos Malos", no más "Kramers", no mas "Huincas", no más "Anarkías"!!. ¡¡¡Se les tiene que acabar la fiesta a estos individuos!!!. No pueden entrar más al estadio.

Como bien señaló el ex seleccionado de 1962, Tito Fouilloux, "la esencia del fútbol está dentro de la cancha, no fuera de ella".

Aplaudo a los hinchas de Colo Colo que fueron capaces de actuar con mesura y equilibrio aplaudiendo y admirando a su rival tradicional pese a la humillación que éste les propinó. Aquéllos son de la clase de hinchas del fútbol que deben prevalecer, los que queremos en nuestros estadios. Las mofas y las burlas son sólo chacotas: lo importante es disfrutar ... o lamentar, pero siempre reconociendo las virtudes del otro y dando espacio a la reflexión que explique porque el club de tus amores llegó al "callejón sin salida" en el que se metió.

"El presidente de Blanco y Negro, el señor Tapia, en tal sentido tiene razón", me decía alguien por ahí...Tiene razón también. "Ojalá hubiera estado 10 Esteban Paredes más en Colo Colo", escuché decir a otro. También es cierto. En todo caso sería muy irresponsable e injusto atribuirles toda la estigmatización del momento del Cacique a los jugadores o al entrenador: Luis Pérez, el mismo héroe de la Copa Libertadores 1991.

Estoy seguro que muchos de esos hinchas, así como yo, aplaudieron el planteamiento ofensivo y de "fútbol total" (como la selección holandesa de tiempos de Cruyff) de la "U". Así debe haberle pasado a Esteban Abarzúa, a Francisco Sagredo, Pablo Flamm o Juan Cristóbal Guarello, periodistas que han reconocido ser hinchas de Colo Colo. ¡¡Eso es profesionalismo, caramba!!

Hinchas que disfrutan
Esa cosa mañosa de estar apelando a la historia de manera reiterada y compulsiva es, en mi modesta opinión, de malos hinchas. Está bien tener memoria pero "no irse al chancho": se puede hacer desde un punto de vista de apelar al equilibrio y a la justicia de la historia, pero no más que eso.

También es de malos hinchas vaticinar en la previa de un partido un resultado fuera de toda lógica: lo natural sería ser más humilde y tener la secreta esperanza, como hubiese dicho Marty McFly de la película "Volver al Futuro", de que "la historia cambiará". Prefiero los hinchas reflexivos a los termocéfalos fanatoides.  

Como casi escrito
El triunfo de la "U" sobre Colo Colo, quizás, estaba espritualmente sentenciado antes del pisotón de Mauro Olivi a Marcelo Díaz. No terminaba el primer tiempo y el libreto albo estaba saliendo casi a la perfección pero algo falló: demasiado entusiasmo se confundió con demasiada vehemencia. A lo mejor Olivi simplemente se equivocó. Criterio del juez: pisotón, segunda amarilla y, por consecuencia, Olivi a los vestuarios. Qué duda cabe: 11 contra 11 el resultado, probablemente, habría sido otro, pero el ganador no.

El gol de la "U" antes de los 45 minutos iniciales se "olfateó" varias veces. "Antes había faltado precisión y fineza", dijo asertivamente el periodista Rodrigo Sepúlveda de Radio ADN...Pero finalmente llegó el primer gol a través del tiro libre "imposible" de Marcelo Díaz. El resto fue una sinfonía para el pueblo azul: dos tantos del gran Matías Rodríguez (uno que podría vestir dentro de poco la camiseta de la selección argentina) y, los otros dos, obras y gracias de los más jóvenes: Angelo Henríquez (el "sucesor" de Rivarola) e Igor Lichnovsky.

Para los seguidores de la "U", lamentablemente, no dispongo del compacto audiovisual de los goles del histórico 5 a 0, pero sí del excelente relato del "Trovador del Gol" de radio ADN con un set de fotografías:

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