Fernando Riera: el entrenador más importante de la historia del fútbol chileno

Fernando Riera
(El Mercurio)
DESDE EL CÓRNER
Haber sido el técnico de la selección de 1962, campeón con el Benfica de Portugal, el más sobresaliente coach de la “U” durante la etapa más gris del club y el hecho de tener como discípulos a dos de los técnicos nacionales más exitosos de las últimas décadas, entre otros acontecimientos distinguibles, fueron parte de la carrera de un grande.
Como jugador, haber integrado el plantel campeón de la UC en 1949, junto a astros como el “Sapo” Livingstone y el argentino José Manuel Moreno, lo catapultó a la gloria. Pero aquél fue sólo el comienzo del éxito en la carrera futbolística profesional de Fernando Riera Bauzá, donde su fase de entrenador lo distinguió notablemente de sus pares.

Dentro de un mes más se cumplirán dos años de su muerte. Recuerdo una nota especial publicada el 24 de septiembre de 2010 por El Mercurio en su sección de Deportes, como tantas otras dedicadas a Fernando Riera a raíz de su fallecimiento, que resalta al final un aspecto no menor del legado del legendario entrenador: cuatro de los técnicos más reputados de los últimos 24 años fueron pupilos de él.
Se trata del ex adiestrador del Real Madrid y campeón con clubes en Chile y en el extranjero, Manuel Pellegrini, hoy entrenador de Málaga de España; Arturo Salah, quien dirigiera hace muy poco Santiago Wanderers y fuera campeón con Colo Colo en 1986 y 1989; Héctor Pinto, campeón con la “U” el 2004; y Vladimir Bigorra, ayudante técnico de este último y estratega altamente bien conceptuado en el ámbito de las divisiones menores de futbolistas. Evidentemente, Pellegrini y Salah han sido los más aventajados.
Recuerdo que estos cuatro entrenadores ya como jugadores encajaban en el molde que Riera imprimió en sus dirigidos desde que asumió labores técnicas.
 “Escuela Europea”
Después de haber sido parte de la selección de fútbol de Chile que participó en el Mundial de Brasil 1950, Riera partió a Europa seducido por las modernas ideas acerca de entrenar y de jugar el fútbol que había en el viejo mundo.
No quisiera hacer comparaciones odiosas, pero el estilo Riera no se condice con el estilo de técnicos exaltados, como Marco Antonio Figueroa, o notablemente especuladores, como el uruguayo Nelson Acosta. El estratega de la selección de 1962 ya en los años 50 había asimilado un tipo de fútbol que la apasionaba: la “Escuela Europea”.
La disciplina, la corrección, la fácil asimilación de propuestas nuevas y, por cierto, el despliegue de un fútbol que en aquel entonces se entendía como moderno por el trabajo físico, el juego frontal y la contundencia ofensiva, ya eran parte del léxico de Riera cuando la Asociación Central de Fútbol le asignó, en 1956, la tremenda responsabilidad de ser el entrenador de la selección que debía a representar a Chile en el mundial del 62.
En cierto sentido, Riera es el responsable intelectual de la mayor hazaña lograda por el fútbol chileno a nivel de selecciones, pero su trayectoria no se detiene ahí (el “estilo Riera” está también referido en el libro del periodista Daniel Matamala: “1962: el Mito del Mundial Chileno”).
No puede dejar de mencionarse que, como jugador, fue delantero e inicio su carrera profesional en Unión Española a fines de los años 30. Sin embargo sobresalió como parte del equipo que obtuvo en 1949 el primer campeonato nacional para Universidad Católica, donde destacaban astros como el arquero Sergio Livingstone, Andrés Prieto y el argentino -ex seleccionado de su país y figura histórica de River Plate- José Manuel Moreno.
Fernando Riera
mundial2010hoy.com
Nuevos palmarés
Fue campeón con Benfica de Portugal teniendo ni más ni menos que al gran Eusebio entre sus dirigidos, el más digno antecesor de Cristiano Ronaldo en la historia del fútbol lusitano. Fue campeón con Benfica en las ligas portuguesas de las temporadas 1962-1963 y 1966-1967. Por si fuera poco fue subcampeón de la Copa UEFA siendo derrotado por el Milan.
También fue campeón en nuestro país con Palestino, Universidad de Chile y Everton, obteniendo el mismo trofeo aunque en distintas temporadas: la Copa Chile. Con el equipo de colonia, logró aquella corona en 1977, en una especie de preámbulo de lo que fue ese equipazo que dirigió Caupolicán Peña al año siguiente, campeón nacional en esa misma temporada y que tenía de figuras al portero Manuel Araya (el querido y recordado “Loco”), Elías Figueroa, Manuel Rojas y el argentino Óscar Fabbiani.
Con la “U” obtuvo dos logros que no pueden menospreciarse, a pesar de que corresponden a la etapa de 25 años (1970-1993) de sequía del equipo azul en materia de obtención de campeonatos nacionales. Lo más dulce de todo es que ambas coronas las obtuvo ni más ni menos que frente al eterno rival: Colo Colo. Se trató de la Copa Chile de 1979 y la liguilla de 1980 clasificatoria para la Copa Libertadores.
Con Everton salió campeón de la Copa Polla Gol (como se le llamaba en esa época a la Copa Chile) en 1984. El equipo de Viña del Mar obtuvo el título al derrotar a otra gran escuadra de ese momento: Universidad Católica por 3 goles a 0. La UC era adiestrada por Ignacio Prieto y contaba con figuras como Osvaldo “Arica” Hurtado y Jorge Aravena. El equipo oro y cielo tenía entre sus distinguidos héroes al arquero Ricardo Zapata, al defensor Domingo Sorace, el lateral derecho Johnny Ashwell y el puntero izquierdo uruguayo (ex Cobreloa), Washington Olivera, entre otros.
Otras latitudes y el reconocimiento
Boca Juniors de Argentina, Nacional de Uruguay, Monterrey de México y Universidad Católica de Chile se cuentan entre los otros clubes que dirigió el ex técnico de Chile 62.
“Fernando Riera dejó un legado enorme. Yo diría que todo el fútbol chileno es su legado”, enfatizó Arturo Salah en palabras reproducidas el viernes 24 de septiembre de 2010 en El Mercurio. Todos los medios informativos nacionales y una cantidad nada despreciable de medios informativos extranjeros dieron cuenta en esa ocasión del fallecimiento, a los 90 años de edad, del “Tata”, como lo recordaban cariñosamente sus más cercanos.
“Cada viejito que muere es una biblioteca de arde” sostuvo en una ocasión el escritor uruguayo Eduardo Galeano. En el caso de Riera, yo diría que la oración adecuada sería un poco más larga: “cada gloria del fútbol que deja este mundo es la inmortalización definitiva de un legado, cuyo traspaso, en materia de conocimientos y también de reconocimientos, es responsabilidad de sus pupilos, pero en general de todas las generaciones que están y de las que vendrán”.
Para finalizar lo dejo con un compacto del inolvidable tercer lugar de Chile en el Mundial de Fútbol de 1962:



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