Aquéllas jornadas de la “Intercomunal 24 B”

EN TERCERA CLASE
Una veintena de kilómetros y cerca de una hora y tanto de viaje se despachaba esa micro del sistema de transporte ochentero. A fines de esa década visitaba con cierta regularidad a un primo y su familia al final de cada uno de esos traslados…Fue inolvidable.
Ser quinceañero tiene una gracia que no tiene quien dobla esa edad o detenta ya muchas décadas en el cuerpo. Es cierto: no se siente el protagonismo propio de quien ya es padre de familia y tiene preocupaciones más serias relacionadas con la salud y la escasez monetaria, prima una esencia al borde del candor más en estado puro, pero está la ventaja de tener muchos sueños, una cantidad de energía impresionante que gastar y cierto sentido de libertad sin la menor noción del peligro (todo lo cual después se pierde fuertemente).

Yo no fui la excepción a la regla. En 1987 la política chilena se vivía al triple de las pulsaciones que se viven hoy (sorry pero no hablaré de ese tema en este espacio), el país era mucho más subdesarrollado de lo que es ahora, Soda Stereo y Los Prisioneros eran los grupos musicales del momento (el rock latino la llevaba), Marisela y Feliciano lideraban a los cantantes más escuchados en las entonces popularísimas radios AM, Pandora era como el trío femenino que la llevaba, Luis Miguel, Madonna y Michael Jackson estaban como en receso y el “Cóndor” Rojas era la gran figura del fútbol chileno.
Mi primo Ricardo y su mujer, aprovechando una ausencia veraniega de su hija, me invitaron a su casa de la zona surponiente para compartir por algunos días con ellos y su pequeño hijo Iván. La invitación se produjo inesperadamente en la casa de mis grandes referentes de siempre: mis queridos padres, y donde yo, el quinceañero de marras, vivía.
El doble de edad y una vida muy a full
Acepté gustoso la invitación de mi primo y su mujer, una pareja de treinteañeros. En el verano anterior ya habíamos hecho re buenas migas cuando mis padres los invitaron a pasar unas vacaciones en Quintero. Mi padre es hermano del papá de Ricardo.
No existía el Metro La Cisterna y, en su lugar, había un supermercado. ¿La altura? El paradero 27 de la Gran Avenida. Hasta allí nos desplazamos en micro desde Vitacura: una veintena de kilómetros y cerca de una hora y tanto de viaje se despachaba esa micro del sistema de transporte ochentero.
Me acuerdo del persa del sector, el que se apostaba los fines de semana y era casi interminable en su recorrido. Mi primo vivió en Italia y había vuelto al país hace algunos años con su familia y el clan familiar de su mujer. Sus costumbres fueron una sorpresa para mí: una vida muy a full, yendo de un lado para otro, aprovechando al máximo las ventajas de tener a varios amigos y familiares cerca, yendo a la piscina y disfrutando de ricas comidas y buena conversa.
Sólo distinto pero igualmente entretenido
¡Ojo!, que no digo que mis padres fueran fomes. A mis padres les agradezco enormemente una dosis de trato galano, sentido de la ponderación, un humor lúdico y una cultura riquísima. Lo de mi primo y su familia era sólo distinto, aunque igualmente entretenido y diferente para un quinceañero como yo en 1987.
Me acuerdo cuando en una tarde de relajo de ese año mi primo desarrollaba una tarea doméstica en el living de su casa y escuchaba en el tornamesa un long play de Pink Floyd que, como diría un argentino, “me sacudió el bocho” (“me revolvió la cabeza”): el estupendo “Meddle”.
Ésa vez y varias más la Intercomunal 24 B pasó a ser testigo de mi curioso entusiasmo de cruzar con regularidad varias comunas para visitar a mi primo y su familia y compartir con ellos alguna tarde de conversa, alguna rica comida italiana y música, sólo por citar lo que estaba más a mano. Hermosos recuerdos aquellas jornadas de la Intercomunal 24 B.
Para finalizar los dejo con un recuerdo de entonces: un clásico de Soda Stereo interpretado en el Festival de Viña del Mar.

Comentarios

  1. Tome durante 7 años la Intercomunal dos veces al dia para ir de mi casa en La Reina al campus San Joaquin de la UC y no recuerdo el recorrido que hacia desde Plaza Egaña hasta el campus.
    Lo recuerdas?

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