Alemania, grandes goleadas en mundiales y antropofagia

Alemania 2014
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DESDE EL CÓRNER
No hay antecedentes en la historia del fútbol que se asemejen a la goleada histórica de Alemania a Brasil, pero sí acontecimientos interesantes. En otro plano, aplaudo el humor que nos brinda el deporte, pero a veces traspasamos lo tolerable para caer abiertamente en lo grosero.

No tengo noción, en relación a la historia de los mundiales de fútbol, de una goleada de proporciones en el marco de un partido entre dos equipos, en teoría, muy fuertes. Podría ser el 8 a 3 que le propinó Hungría a Alemania en Suiza 1954, en tiempos en que brillaba Puskás en los magiares. Sin embargo, por entonces los húngaros ya eran potencia y Alemania recién despegaba. Curiosamente, en esa misma competencia, los germanos se quedaron con el título, el primero de ellos a nivel adulto, al ganar a Hungría en la final 3 a 2.


Los mismos brasileños, hoy vapuleados en su propia casa frente a los teutones, fueron protagonistas en su época más brillante, comandados por Pelé, del histórico 4 a 1 a Italia en la final de México 70. Pero tampoco este marcador debiese encajar en la clasificación de "goleada de proporciones".

La Holanda de Johan Cruyff, que parecía una maquinita en Alemania 1974, derrotó a Argentina por 4 a 0 en ese mismo mundial. No obstante, como los tulipanes no habían sido campeones a nivel de selección adulta y, en ese mundial, recién logran llamar la atención de "planeta fútbol", aquel resultado tampoco califica en la categoría mencionada.

Lo propio ocurre con el clásico 6 a 1 de Dinamarca a Uruguay a México 1986. Si bien es cierto los daneses, liderados por Michael Laudrup, hicieron ver como palitroques a los charrúas, encabezados por Enzo Francescoli, no es menos cierto que la selección escandinava no tenía mucha historia en las copas de Mundo y, la celeste en cambio, dos trofeos que exhibir en sus vitrinas. Por si fuera poco los daneses, después, fueron vencidos expresivamente: 5-1 por aquella España donde rutilaba un joven Emilio Butragueño.

Puskás
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Lo más parecido al "Mineirazo"
Lo más cercano a lo que ocurrió en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, este martes 8, fue lo que le pasó a Argentina cuatro años atrás en Sudáfrica con la misma selección Alemana: 4 a 0 a favor de los germanos. En esa oportunidad, sentí frustración y pena por los trasandinos. Alemania jugó formidable en esa oportunidad y, en efecto, eran candidatos naturales a partir de ese momento, pero España puso freno a aquel equipo que casi parecía "aplanadora". 

Al margen de los mundiales, los mismos españoles fueron protagonistas de otra goleada histórica un par de años después: el 4 a 0 a Italia que les permitió revalidar su título de campeones europeos obtenido cuatro años antes.

Pero lo que ocurrió hoy no tiene similitud alguna con otro acontecimiento en la historia de los mundiales: un 7 a 1 que caló hondo en los brasileños y que perfila a Alemania como el más serio aspirante al título. Brasil, país agobiado por otros problemas muy diferentes al fútbol y más serios que éste, ya debe olvidar lo que parecía un oasis en medio de la tormenta: la materialización del sueño del hexacampeonato con el añadido de ser local. 

Brasil no tuvo el lirismo que siempre he admirado de Pelé, Zico, Garrincha, Romario, Ronaldo y Ronaldinho, entre otros. Alemania me deslumbra porque a la potencia física habitual, más Müller, Özil, Klose y compañía, inspirados en las leyendas de Littbarski, Rummenigge, Beckenbauer, Breitner y Matthaus, se sumó el espíritu del clásico lirismo brasileño.

La antropofagia del hincha chileno
Bien vale aquí, en el presente artículo, una crítica a parte de la hinchada chilena que confunde la esencia del fútbol -con sus roces, controversias y extravagancias habituales- con sesgos odiosos que traspasan los límites de este deporte y ensucian la dignidad de nacionalidades, razas y hasta clases sociales. 

Está bien tomar las cosas con sentido del humor en torno al desastroso desempeño de los brasileños, como también en torno al infortunio de otros rivales, pero el límite entre eso y las gruesas animadversiones alimentadas por el sensacionalismo y las constantes caricaturas de los medios informativos, es demasiado delgado.  
Klose
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Me gusta mucho el fútbol, pero no me agrada la grosera antropofagia verbal en la que caen muchas personas cuando los resultados de nuestro equipo no nos agradan y, por el contrario, cuando el rival que nos venció después es humillado.

Me gustaría que Argentina fuese campeón por ser sudamericano. Pero no me desagradaría que alguno de los otros equipos que todavía aspiran al máximo trofeo del balompié mundial: Alemania u Holanda, obtenga el título, dadas sus brillantes campañas. Lo que más deseo, sin embargo, es que se acabe aquella miserable y grosera antropofagia verbal en la que han caído muchos compatriotas seguidores del fútbol.

   


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