Planta de revisión técnica automotriz

Tablero de auto
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EN TERCERA CLASE
Algo de culpa yo tenía: me levanté pasaditas las 8 AM. Lo razonable debió ser, al menos, unas tres horas antes.

La planta de revisión técnica a la que soy habitué está en Avenida Pajaritos, cerquita del famoso 8 (solución vial) del enlace a Camino a Melipilla. La fila de autos al llegar yo era del equivalente a cinco cuadras largas. Por desgracia, mi reloj ya marcaba las 10:15 AM. Si las casas de esa zona fueran autopistas hablaríamos de una vuelta en "U" de unas veinte pistas (valga la redundancia) en la base de la misma "U" (ji, ji).



Ya el calor veraniego a esa hora era bastante insoportable. Dado lo angosto de la calzada y que mi automóvil fue el último de la fila durante media hora, padecía de la insoportable sensación de que un micrero prepotente me pasara a llevar el espejo retrovisor izquierdo.

Fueron nueve largas horas. No todo fue aburrimiento y calor: al menos había gente que reía un poco, se ganaba a la sombra, algo comía y también bebía (jugo, gaseosas o agua purificada) y...algo hablaba.

Mis heroínas, el teatro, un libro y lo demás
En un momento, tirando para las 1.30 PM llegaron mis heroínas (ídolas, como suele decirse también): mi mujer junto con nuestras dos pequeñas y hermosas hijas. Logramos ubicarnos gracias al bendito whatsapp. Venían de ver una obra de teatro infantil "El ratón Pérez", cerca de la Plaza Mayor de Maipú.

Como dato freak de la circunstancia, fuimos a ver algunos días antes "La Sirenita" y "Peter Pan". Mi esposa fue a ver "Radiotanda" (homenaje a Anita González, personificada en la ocasión por la destacada actriz Ximena Rivas). 

Todas estas obras fueron parte del Festival de Teatro de Maipú, "Aliro Vega Salazar" (a quien tuve el privilegio de conocer varios años antes de su muerte)...En fin.

Volviendo a la llegada de mis mujeres, mi esposa traía empanadas de pino y de queso más chaparritas y sendas botellas de jugo dietético heladito. Una amable vecina, tras una audaz petición de mi señora, nos calentó los comestibles y nos agregó unas servilletas. Almorzamos en la sombra que nos brindaban los árboles de la acera. 

En el intertanto de todo leía una entretenida antología de cuentos argentinos (no podía pensar en verle la cara a la gente todo el tiempo, ni esperar que mi mujer y mis hijas resistieran el calor todo el tiempo. En algún minuto volverían a casa). Hay toda clase de vendedores: es lo normal. Los vecinos no parecen preocupados (como que están acostumbrados).

Llegada a destino, pero ... 
Llegando a destino, había que estar muy "vivos" (en el sentido de "listo" de los doblajes de las películas gringas): habían tipos que agarraban la segunda pista de Pajaritos para entrar al ancho acceso de la planta (la primera pista era de los autos que hacían fila correctamente en la espera de entrar al lugar).

En este intento fracasé: grietas en el tubo de escape del Kia Río 2004 fueron el motivo. Tras el respectivo arreglo y al día siguiente de cumplir con eso, me levanté antes (6.40 AM) pero, al llegar (8.15 AM), de inmediato decidí irme: no estaba dispuesto a perder otro día. La fila de vehículos llegaba al mismo lugar donde empecé el primer día.

Al día siguiente me levanté dos horas antes (cerca de las 5 AM) y llegué dos horas antes respecto del segundo día: 6:15 AM. Fue igualmente largo el proceso, aunque mucho menos que en el primer intento y lo que pudiese haber sido el segundo. Fue igual de caluroso, pero como reza el dicho: la tercera fue la vencida.  


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