La "Locura" de Federico Moura y Virus

Virus (Diario Contexto Argentina)
EL ROBUSTO SEÑOR ROCK
La banda argentina dejó huella. Su cantante, una leyenda.

Recuerdo que en los años 85 y 86 las bandas argentinas de rock la "rompían". Charly García sonaba con sus patentados mensajes subliminales de  "No me dejan salir" ("Estoy verde") o "Demoliendo hoteles", Suéter con sus "Elefantes en el techo", Fito Páez con el pegajoso estribillo que decía con energía "¡pero nunca podrás sacarme mi amor!", G.I.T. con la hiperbailable canción "La calle es su lugar" ("Ana") y Soda Stereo con las abstractas letras de Cerati y una propuesta tan potente como contagiosa en el ritmo y en la melodía. Evidentemente había más.


En las fiestas recuerdo que había un tema de Virus que atrapaba y envolvía (así, literalmente): "Amor descartable" ("vos sos mi obsesión, quisiera atraparte/vos mi destrucción, no puedo dejar de pensar...Tengo que ordenar esta confusión/quiero estar libre para un nuevo amor") del álbum "Relax" (1984).

Yo tenía 15 años y recuerdo en una fiesta el aroma a una particular colonia (cuyo nombre aludía a un vegetal marino) de las chicas y como una de ellas movía su cabellera al son de las canciones que interpretaba un Federico Moura en su plenitud. Era, por decir lo menos, algo conmovedor para adolescentes tímidos.

Recuerdo que el hermano de un compañero de curso tenía todos los casets de Virus. Era su banda de cabecera. 

Al hermano mayor de ellos le gustaba G.I.T. La agrupación que acompañaba poquito tiempo antes a Charly García gustaba a muchos porque, al contrario de lo que decía un famoso hit del largirucho de bigote bicolor, no tenían raros peinados y, por añadidura, como decían los críticos de entonces, sus canciones eran "simples, directas y desprovistas de pesadez y densidad". Quizás algo de razón tenían.

"Líderes artísticos" (¿?)
La revista "Súper Rock" (de escasa pero fructífera vida) catalogaba a Soda Stereo como "primeros e indiscutidos" en términos de popularidad en el cono sur (el rock argentino se expandía) y a Virus, el sexteto de La Plata, como "líderes artísticos".

No sé que significará eso, pero lo cierto es que el hermano de mi amigo tenía hasta posters del conjunto, el que curiosamente tenía más discos publicados hasta entonces entre las bandas trasandinas que sonaban fuerte en ese momento (seis long plays en total).

Al margen de causarme gracia el peinado de Mario Serra (una especie de "mohicano" sin corte total en los costados), creo que los integrantes tenían buen gusto para vestirse (tampoco soy experto en la materia). En efecto tenían una tienda de ropa.

Federico Moura (La Tercera.com)
A Federico Moura lo llamaban el "David Bowie argentino". Y con justa razón: al margen del vestir, había una indudable elegancia en la forma de cantar, de moverse y hasta de mirar al público al pronunciar cada palabra. Un movimiento lento, entre erguido y ondulante del cuerpo, más las manos gesticuladoras y la vista fija y penetrante: como diciendo algo así como "mis ojos no mienten" y "te atraparé" (je, je).

¿La música? Como que invitaba a jugar mediante la simplicidad. Virus no pretendía hacer distinguible la guitarra, el bajo o la batería por sí solos, ni hacer cosas intrincadas. El sello lo ponían, regularmente,  los teclados, muchas veces con sonidos que emulaban pianos pero con las distorsiones necesarias para dar la idea de atmósferas provistas de magia, misterio o ...sensualidad. El fin último, no obstante, fue siempre bailar, cantar y pasarlo bien.

Virus fue un grupo que me cautivó y me cautiva. Un día se dio la posibilidad de comprarle un caset al Roro (el hermano de mi amigo, Mauro): me incliné por "Locura" (1985), el álbum más exitoso (dicen que vendió 140 mil copias sólo en Argentina casi de inmediato...Dicen que finalmente pasó las 400 mil placas).

Me lo vendió. "Como si fuera mentiroso y nudista/en taxi voy, hotel Savoy y bailamos/Y ya no sé si es hoy, ayer o mañana..." ("Sin disfraz"). Un disco entretenido. Virus me confirmaba allí que una máxima del pop: la repetitividad, no tenía por qué ser lánguida, sin sentido y molesta. ¡Tenía mucho sentido!

Final
Siempre me importó un rábano si Federico Moura era homosexual o si el resto de la banda lo era. No me bancaba cierta obsesión de Luca Prodan por el tema. Me acuerdo que el suplemento "Click" de Las Últimas Noticias" detalló el desmentido del cantante de Sumo ante una consulta periodística acerca de una supuesta homosexualidad de la banda del "Tano". Alli, a carcajada limpia, Prodan exclamaba: "¡Eso vayan a preguntárselo a Virus!".

Las ironías de la vida: un año después, Moura falleció de sida. Prodan, otra leyenda, también murió pero por otras causas. Dura la vida, ¿eh? Pensar que en el programa de televisión "Badía y Compañía" Federico se veía tan saludable. Estaban promocionando: "Superficies de Placer" (1987).

Prefiero quedarme con la imagen festiva, tal como lo expuso Sandra Mihanovic en un especial, también de TV, sobre la vida del carismático y mítico personaje: “Federico apareció en el horizonte musical argentino como una explosión de color y energía. Los Virus desacartonaron la música con letras irónicas y diciéndonos que nos largáramos a bailar. Proponían salir del agujero interior, hacerle el amor a la vida. Federico no quería que nos quedaramos pegados con la tristeza. Él fue el primero en decir que la diversión no es pecado” (Homenaje a Federico Moura (Virus) – Soy lo que soy – 14/09/2013).




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