"La Perla" de John Steinbeck

Foto película La Perla
Sitio Imagelib.com
Un relato que atrapa, remece y, por cierto, nos gatilla múltiples preguntas acerca de las cosas que valen la pena en la vida.

"La Perla" (1947), obra del escritor estadounidense y Premio Nobel de Literatura, John Steinbeck, es un relato crudo y fuerte. Tiene una importante cuota de espiritualidad y poesía en el sentido de instalar en la subjetividad neta de un personaje la creencia en que la voluntad y aquello material motejado de valioso por dudosas convenciones, por sí solos pueden torcer el destino o cosechar un cambio positivo para aquellas vidas que sólo parecían destinadas al sacrificio.


Así lo creen, al menos, el protagonista de la novela, también llevada al cine por el director mexicano Emilio Fernández y cuyo reparto encabeza Pedro Armendáriz (fotografía). El relato trata la vida de la familia compuesta por el pescador Kino, Juana y el pequeño Coyotito. Y el título justamente tiene relación con el objeto que determina el accionar de la historia.

Más allá de profundizar respecto del origen y lugar de la familia que protagoniza esta novela, la que claramente es vinculante con un pueblo nativo en tierras de Estados Unidos y algo alejado de la civilización dominante, reproduzco palabras resaltadas en la tapa de la edición que leí, correspondiente a la colección "Premios Nobel" y la editorial Sol 90 del diario La Tercera, de 2003:

"De origen muy humilde, Steinbeck nunca olvidó el drama de sus "prójimos" y la grave responsabilidad de sus "lejanos" -el "enemigo", en este relato-, aunque tampoco olvidó que, como escritor, su gesto decisivo era la escritura. "Si esta historia es una parábola, tal vez cada uno le atribuya un sentido particular y lea en ella su propia vida".

Comparto con ustedes algunos párrafos de "La Perla", reveladores del espíritu de Steinbeck:

"Kino despertó antes de que aclarara. Las estrellas brillaban todavía y el día sólo había extendido una tenue capa de luz en la parte más baja del cielo, en el este. Hacia un rato que los gallos cantaban, y los cerdos más madrugadores habían comenzado ya a hurgar incesantemente entre ramitas y trozos de madera, en busca de algo de comer que les hubiese pasado inadvertido. Fuera de la cabaña de paja, entre las tunas, una bandada de pajarillos se estremecía y agitaba frenéticamente las alas".

"La voz se corrió entre los vecinos, apiñados en el pequeño patio, tras el seto. Y se repetían unos a otros: "Juana quiere al médico." Maravilloso, memorable, pedir que viniera el médico. Conseguirlo sería notable. Él jamás venía a las cabañas. ¿Por qué habría de hacerlo, si los ricos que vivían en las casas de piedra y argamasa del pueblo le daban más trabajo del que podía hacer?"

"Para Kino y para Juana, aquélla era la mañana de las mañanas de sus vidas, comparable únicamente al día en que había nacido el bebé. Iba a ser el día del que dependerían todos los demás días. Dirían: "Eso fue dos años antes de que vendiéramos la perla" o "Eso fue seis semanas después de que vendiéramos la perla".



Comentarios