Chiquilladas

Plantita
Sitio Disfrutar con el huerto y el jardín
EN TERCERA CLASE
No es lo mismo un invernadero desahuciado que la suspensión de una fiesta de graduación.

Debe haber sido en sexto básico. Corría el año 84 y, yo, contaba 12 años de "seminiño" al decir de Silvio Rodríguez. Supimos que habían instalado un invernadero casero en el colegio. Estaba en el sector posterior de la infraestructura, donde reinaba la tierra.

Estaban allí unas salas de madera, una área extensa que operó durante mucho tiempo como cancha de fútbol y, luego, como una mini pista atlética de maicillo; la multicancha cerquita y...el invernadero.


El invernadero era una especie de casa sostenida sólo con palos de madera, cubierta de un plástico transparente no muy grueso y, adentro, portaba plantitas, terrarios y cosas así.

Evidentemente era una especie de orgullo para las "profes" de ciencias naturales y para los menores que se destacaban en aquel ramo (hoy llamado "Ciencias" a secas). Pero...cierta tendencia al salvajismo por parte de los chiquilines (algunos dirán "angelitos") hizo que el invernadero sólo durara semanas: hicieron retirita el plástico. ¿Se habrán llevado alguna plantita?

Vandalismo "no inocente"
"Bueno, son niños", dirán algunos. "Hay cosas peores", dirán otros. "Sí", retruco yo: que un rector de un liceo suspenda una graduación de cuarto medio porque una "voluntad anónima" (por no decir un fantasma) rayó en la noche el recinto con "cariñosas" frases alusivas a las autoridades, donde se aludían a célebres miembros del cuerpo humano y a la parentela de las personas citadas.

"Alguien habrá quedado picado", dijeron para defender al responsable  o a los responsables (parece que nadie resultó serlo, aunque se sospechaba de alguien de... cierto cuarto medio).

No cabe duda que esto fue peor que lo del invernadero. ¿Y las plantitas? Al menos deben haber rescatado algunas. ¿Los otros? Se quedaron sin fiesta.

¡Vaya recuerdos!

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