Sergio Barahona: sensibilidad hacia pueblos originarios

MOPENSES
Este funcionario público, al margen de su labora formal, estudia y transmite conocimientos sobre nuestras culturas ancestrales.

Culturas o pueblos originarios, ancestros o antepasados nativos, o precolombinos si quisiéramos darle un perfil más continental. El tema no sólo debiese generarnos interés por saber más de nuestras raíces, sino por mucho más: tradiciones, costumbres, lenguas y, a pesar del paso del tiempo, la vigencia de éstas a pesar de cierta dispersión. Sabemos algo de los mapuches, los aymarás, los huilliches, por ejemplo. Pero, ¿qué fue de los changos, los chonos o los onas? (por citar pueblos ya desaparecidos).


Sergio Barahona Vergara -casado, dos hijos y abuelo de una nieta de 16 y un nieto de 4- tiene por sí solo un altísimo interés sobre esta materia, a la cual podemos añadir que el cariño que le imprime. El hoy jefe del Departamento de Control de Bienes de la Subsecretaría de Obras Públicas cumplirá el 2 de abril próximo 48 años de trayectoria en el ministerio del ramo. “Lo he pasado bien, pero también pasé por situaciones difíciles”, confiesa este contador auditor, quien formara parte del hoy extinto Sendos (Servicio Nacional de Obras Sanitarias) antes de llegar en 1990 a la SOP.

Durante la conversación que dio origen al presente artículo, Barahona hizo hincapié en los conceptos de “trabajador social” y de “luchador social”. Él distingue especialmente allí a la figura de Hernán Avilés González, el funcionario de Vialidad y bombero que falleció recientemente en el combate a uno de los focos de los incendios que afectaron a parte importante de nuestro territorio (a la fecha los siniestros continúan). “Él estuvo comprometido con los problemas sociales de nuestro pueblo y fue parte de  varias organizaciones sociales”, enfatiza el entrevistado , quien a su vez manifiesta un interés genuino por lo social: “soy un luchador comprometido con la sociedad y el pueblo chileno”. Puntualiza  al respecto que protesta con regularidad en contra del vigente sistema de pensiones, por ejemplo.

Le molesta que a través de los medios informativos se acuse injustamente de terroristas a gente del pueblo mapuche y no se haga lo propio con quienes pudiesen haber originado los referidos incendios, incluso en las regiones que están al norte de la del Biobío.

Kilapán, Pedro Ñancupel, Janequeo y más
El conocimiento de Sergio acerca de nuestra cultura originaria es sencillamente tan impresionante, que estas líneas sólo ofrecen un ápice de aquél. Por antonomasia, los relatos cotidianos sobre la historia de los araucanos suelen citar a Lautaro, Colo Colo, Galvarino y Caupolicán, entre los hombres; y a Fresia y Guacolda, entre las mujeres, como sus máximos referentes. “Se omite por ejemplo, a Kilapán, quien fue el artífice de salvar del extermino a los araucanos ante las fuerzas comandadas por el general Cornelio Saavedra, mandado éste a su vez por el entonces Presidente de la República y también militar, Manuel Bulnes, para lo que denominaban Pacificación de La Araucanía”, señala Barahona. 

No obstante, añade que en la suma de esa época –casi mediados del siglo XIX- con períodos anteriores, como la Conquista y la Colonia, fueron aproximadamente 30 las batallas que tuvieron que enfrentar los araucanos para defender su territorio y evitar que toda su cultura desapareciera. “No soy historiador, sino un lector de la historia de Chile, fundamentalmente del pueblo mapuche”, aclara.

Menciona también, entre los héroes menos nombrados, a la primera mujer toqui chilena: Janekeo, quien tras la muerte de su marido en manos del Real Ejército imperial, lo vengó de forma organizada; y  Pedro Ñáncupel, algo así como el “Robin Hood de las Guaitecas”, quien le robaba a los comerciantes usurpadores de las islas para darles a los más pobres de su pueblo. Aclara además que en la lengua mapudungún, la “k” es la equivalente a la “c” y a la “q”, introducidas éstas por los españoles.

El abanico temático sobre las antiguas culturas de nuestros territorio es amplísimo. Sergio puede hablar hasta de un programa radial de hace algunas décadas que se llamaba “Lo que cuenta el viento”, donde ya la gente podía apreciar palabras como “malón”. También puede detallar cómo Colo Colo -nombre del más popular y ganador club del fútbol chileno-, sabio del pueblo mapuche, orientó a Lautaro acerca de cómo enfrentar los obstáculos ante los antagonistas, que esta cultura y sus herederos se extienden desde el sur de la Región del Maule hasta la Región de los Lagos, que en el Centro Cultural Palacio de la Moneda hay una exposición sobre los afrodescendientes que lucharon por nuestra independencia (les llamaban “batallones de pardos”) , que a diferencia de sus similares de Norteamérica -y tal como aparece en las películas del Oeste- 300 años antes nuestros originales nativos ya se comunicaban con señales de humo y que, en el ámbito de la guerra, había una preparación que contemplaba artes marciales y la técnica para el uso de corvos, boleadoras, flechas, como a su vez una estructura o estrategia de equipo o batallón, donde figuraban el propio guerrero, médicos, traumatólogos y kinesiólogos.

-¿Cómo surge su interés por conocer más acerca de nuestra cultura originaria?
-Desde hace mucho tiempo. Pero un amigo del ministerio me invitó a estudiar mapudungun a la Universidad Católica Silva Henríquez y, como quería conocer más, accedí. Como era el alumno de mayor edad, el profesor aceptó que entrara pero con la condición que hiciera un trabajo respecto de esta cultura para que los más jóvenes supieran más sobre la historia de ésta. Les preparé material y, a la vez, me empecé a interesar más sobre los mapuche: los roles, los toquis, los caudillos, las rucas, las muertes heroicas.

-¿Cómo definiría este interés? ¿Pasatiempo, sensibilidad pura, motivación o un acto de justicia en relación a nuestra historia?
-Acto de justicia en relación a nuestra historia, que es desconocida por nosotros y en que en los colegios no enseñan cómo fue.

-¿Esta faceta de su vida cotidiana se extiende a otras áreas?
-Soy un motivador de los jóvenes aplicando la cultura mapuche. Creo que si los jóvenes no se comprometen en cuanto a su rescate, en 10 años más va a morir la lengua: se nos puede acabar el mapudungun. 

-¿Tiene otras predilecciones fuera de lo corriente, o lo estándar, que uno observa en la gente? 
-Hago apuntes para mis compañeros. Temas como la “agresión pasiva”, “hacer reuniones temprano los días lunes”, “cómo combatir el estrés laboral”, “estilos de aprendizaje”, “aprender a disertar” o “heridas emocionales de infancia que se subsisten en las adultos”, por ejemplo, como también acerca de cuestiones más de carácter laboral. Todo esto se lo paso a Teresita (María Teresa Molina) para que lo escriba en el computador y, acto seguido, lo comparto.


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