Irene Geis, leyenda en vida

UNIVERSITARIAS
Varias décadas se extienden desde el inicio de la trayectoria laboral de esta destacada periodista y el homenaje que le brindó la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.

Cuando me propuse a escribir estas líneas en torno al homenaje que la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile le hizo a Irene Geis, me hice “caldo de cabeza”. Creo, con modestia, que a cualquier colega le hubiese ocurrido lo mismo. Y no es porque carezcamos de palabras para referirnos a Irene, sino que, en primer lugar, por el contrario: ¿por dónde empezamos para escribir acerca de una profesional que tiene su nombre muy encumbrado en la historia del periodismo chileno por sus méritos?. Además se trata de una leyenda viviente. Y en segundo lugar porque, dado el mismo motivo, quería evitar el enjambre de lugares comunes propios de una crónica convencional, como partir el texto con un título del tono “Escuela de Periodismo rinde homenaje a Irene Geis”.

Por lo tanto he dejado las frases hechas o cualquier narración de hechos, al revés o al derecho, con verbos o sin ellos, vinculantes a una información periodística convencional. Los vientos y la tierra de la tarde padecieron de algún momento de un terremotito y, varias horas antes, de la muerte de Agustín Edwards Eatsman, otra leyenda del periodismo nacional pero en un sentido muy distinto respecto a la trayectoria de Irene (y desde el punto de vista que se le mire). Pero ésa es otra historia.

El auditorio Jorge Müller del Instituto de Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile cobijo el homenaje a esta extraordinaria mujer, en el marco de sexagésimo cuarto aniversario de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Generaciones de colegas, alumnos y profesores, acudieron a un evento que -nobleza obliga- tenía a otro homenajeado de merecimientos mada despreciables: alguien que podría ser perfectamente hijo de Irene, como es Oscar Contardo, un periodista que ha extendido su trayectoria más en el plano literario, ámbito que también sedujo a Irene, quien se confiesa como “escritora con vocación de periodista”. En efecto, varias publicaciones de ella delatan un estilo que sobrepasa la idea de ser tan sólo predilección: entre ellas, el más o menos reciente ensayo “De la Guerra”.

Postulación al Premio Nacional de Periodismo
Un grupo de ex alumnos de Irene, agradecidos de su enorme sabiduría, queremos postularla al Premio Nacional del Periodismo. Estamos entusiastas y no nos queremos quedar atrás. Que haya sido la primera mujer en asumir la dirección de una Escuela de Periodismo en América Latina (Universidad de Concepción a fines de los 60), que se haya adjudicado premios del calibre del Lenka Franulic, que haya sido pionera en la conducción de noticiarios de televisión, abordado sin temor el periodismo combativo en plena dictadura y en pleno exilio, constituyen sólo algunos de los aspectos de la trayectoria de Irene Bluthental Geis que enriquecen los argumentos que, en forma de merecimientos, son nuestras nobles armas para postular a esta profesional al más importante galardón país que se le otorga a los profesionales de las comunicaciones.

En la misma ocasión del homenaje aludido, María Olivia Mönckeberg, directora del ICEI, tuvo palabras muy precisas para referirse al legado de una profesional que en febrero reciente cumplió 79 años de vida: “tiene la agudeza para captar lo que otros no captan y pararse frente a la vida de una manera muy independiente”. Quien fuera Premio Nacional de Periodismo 2009 puso de relieve que Irene ha encarnado lo que la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile desde 1953 se planteó como objetivo: “contar con periodistas cultos, llustrados, que posean una mirada de conjunto, aquella que nos permite investigar mejor y opiner mejor”.

A su vez, destacó aquellos aspectos extra profesionales que brindan algo de equilibrio a una actividad donde el sentido del deber y el tiempo la tornan algo árida, lo que en tiempos de dictadura se intensificó: la ironía y el sentido del humor de Irene Geis. “Nos alegraba las pautas y hacía amena toda conversación”, añadió Mönckeberg.

Faltará espacio para argumentar y contar historias. Las mentes de las distintas generaciones de periodistas surgidos de las escuelas de las universidades de Concepción, de Chile, Academia de Humanismo Cristiano y Bolivariana lo saben. Sin duda los recuerdos se cruzaban tal embriaguez intelectual repentina al estar presentes en las dependencias de ICEI, allí en Macul con Grecia. Cuesta ordenar la ráfaga de recuerdos y pensamientos. Mientras tanto por nosotros y por todos, comparto una frase que resume el sentimiento: ¡Gracias, maestra, y salud!

Comentarios

  1. Qué bien Gonzalo! Bueno verte y sí, vamos por ese merecido reconocimiento. Mi abrazo

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