Juan Carlos Pérez: responsabilidad, mejor trato y deporte

MOPENSES
Ad portas de acogerse a retiro, el funcionario de mayor trayectoria de Bienestar nos acoge con sus recuerdos y sentido de la vida.

Juan Carlos Pérez revela en cuerpo, alma y espíritu el deber ser del funcionario o de la funcionaria del Ministerio de Obras Públicas o, al menos, el ideal de lo que se busca permanentemente en toda institución del Estado: amabilidad en el trato y la acción de la ayuda "hasta donde lo legal lo permita”, como él mismo dice sonriente. Y no es poesía ni zalamería. Eso es algo que se transmite energéticamente.

Cumplió en octubre último 47 años como trabajador del MOP. Fue en 1969 cuando su padre, al interceder en el deseo de Juan Carlos de trabajar en la imprenta Zig Zag, lo convenció de elegir el MOP como destino laboral, dada su mayor estabilidad, a diferencia de la fragilidad ocupacional que cobija a los empleados particulares. "Además, ser empleado fiscal era de prestigio. Mi padre era de Ferrocarriles del Estado", añade Pérez.

Y así fue: Juan Carlos es hoy el más antiguo funcionario activo del Servicio de Bienestar MOP. Aquí conoció a su esposa (fallecida hace algunos años) y sus hijos conocieron del afecto funcionario. Uno de sus hijos, Rodrigo, nació con un problema de salud que motivó a algunos establecimientos educacionales pre-escolares no ingresarlo. No obstante, fue acogido finalmente con mucho cariño por el Jardín Infantil y la Sala Cuna del Servicio. Según Pérez, las tías fueron fundamentales en el favorable desarrollo de Rodrigo en sus primeros años de vida.

A lo anterior cabe el orgullo de ver crecer, tanto física como personal y laboralmente, a sus otros hijos. Pamela, quien tras ser asesora de la jefa nacional y, hoy, es jefa del Departamento de Atención Integral al Socio (DAIS) del Servicio; y Carlos, publicista y experto en diseño gráfico.  

Juan Carlos guarda un grato recuerdo de quien fuera su jefe en Finanzas de Bienestar: Jorge Carrié Bustamante (también fallecido), hombre clave en la información que le proporcionó a Pérez sobre la necesidad del Servicio de tener un contador a fines de los 90, lo que significó el ingreso de Pamela vía concurso. Juan Carlos se acuerda también del lindo gesto que tuvo Jorge con Rodrigo al darle sus primeras lecciones de manejo en la explanada del Parque O'Higgins, con el automóvil de Carrié.

Aquel "ser MOP", intrínseco en Pérez y en quienes han sido y son funcionarios del MOP, provista de calidez humana, con matices muy familiares y altamente proclives al deporte, fue referido en profundidad por el periodista Fernando Salazar Salazar -acogido a retiro en 2013- en una entrevista que le hizo en 2010 al citado funcionario de Finanzas de Bienestar y hoy jefe de Cuentas Corrientes de ese mismo equipo. “Personas del MOP de distintos lados la leyeron y me llamaron o escribieron para felicitarme y agradecerme por mis palabras”, puntualizó el protagonista de esta historia. 

Juan Carlos hoy y …el lindo legado de ayer

“La juventud de antes era muy deportista. Jugábamos los fines de semana y nos acompañaban hasta los familiares. Ése era el espíritu de los sesenta y setenta”, sostiene nuestro entrevistado, quien, no obstante, en relación al espíritu actual, no escatima elogios para la evidente contribución tecnológica, provista de permanente vértigo en materia de cambios y, por ende, de la necesidad de personas mejor adaptadas a esta dinámica. Él, a pesar de que tiene la edad de los padres y las madres de varios/as de los/as muchachos/as que han ingresado en estas últimas dos décadas, con su humildad característica no duda en declararse como un alumno aventajado.

Pero en su mirada abiertamente más humana en torno a la vida, irrumpe ese citada predilección por el deporte, que agarra vuelo a fines de los 60 y principios de los ochenta por gestión de Carlos Cubillos, ex seleccionado nacional de fútbol, funcionario y encargado del deporte en el ministerio. “Era muy entretenido: camisetas y buzos coloridos, delegaciones por direcciones, estandartes y más. Junto con Carlos, organizaba Bienestar y la Corporación Deportiva”, rememora Juan Carlos, quien añade que, conforme a esa misma perspectiva, incluso sin mucho despliegue ni gastos, hoy se podrían organizar hasta torneos de brisca, dominó, ludo. “Y que sea norma y no ¿oye quién quiere venir?”, subraya quien, en alguna oportunidad fue campeón de emboque y también de pimpón parejas (junto a la profesora de educación física de Bienestar, Teresa Vásquez).

“Le agradezco al Ministerio lo que me dio”

-¿Cuál son los atributos que más aprecia de aquel MOP al que llegó, el que conoció y el de hoy?
-El ministerio era más como familia: el saludo afectuoso en el pasillo constantemente, preocuparse de quien estaba enfermo, participar en convivencias, por ejemplo. Ahora, quizás por el tema de la tecnología, la parte más afectiva se ha  dejado de lado. Creo que esto último comenzó a ocurrir cuando la mujer se puso a trabajar.  Por ejemplo, cuando mi señora empezó a trabajar, como que mi hijo me comentaba que la casa esta helada, como que echaba de menos la sopita con el pan crujiente o el té. Como que se desvinculo el concepto familiar de “calor de hogar”, como le llaman. Hoy la gente está muy estresada

-Su carrera puede considerarse un ejemplo de meritocracia en el mejor sentido de la palabra. ¿Le gusta esa idea o prefiere hablar de premio al esfuerzo?
-Creo que cada cual, con sus años de servicio, tiene muy impregnado lo que es responsabilidad y queda muy empapados de su trabajo; además de lo que ya nos habían inculcado nuestros viejos. En el mismo sentido, me refiero a ayudar a los socios hasta donde permite el reglamento sin distinguir si es ministro u obrero. Y con el añadido de que, cuando ayudo a una persona, me siento más contento yo que la persona. 

Me encanta lo que hago. Voy a echar mucho de menos a Bienestar. Me encanta estar en bienestar. El día se me pasa volando. 

-¿Cuál ha sido su mayor satisfacción?
-El trabajo en el MOP me permitió criar a mi familia. Dicho de otro modo, pan duro pero seguro y sin pasar sobresaltos. Otra satisfacción es que encontré mi vocación de servicio. Es algo así como asistente social de reserva (risas). En resumen, le agradezco al Ministerio lo que me dio 

-En el ámbito deportivo, ha jugado y ha sido delegado. ¿Cuál es la mayor satisfacción que ha tenido en ese ámbito?
-Algunas veces hemos salido campeones, pero sin duda el haber compartido con mis compañeros en una cosa tan linda que es el deporte, que ayuda al compañerismo, la unidad: uno se va a desarrollando como persona. Creo humildemente que un deportista tiene un 80% de ser más veces mejor persona.

-Y, en el plano familiar, ¿cuáles han sido sus grandes satisfacciones?
-Conocí a mi señora y ésa es una de las grandes felicidades para mí. Con ella logramos formar nuestra familia. 

-¿Tiene alguna predilección diferente y que le apasione al margen de las ya conocidas?
-El ajedrez. Ese es mi hobby: de hecho, en celular juego ajedrez. Cuando era joven jugaba todos los deportes: baby fútbol, ajedrez, pimpón, vóleibol, pool, taca taca, etcétera. Mi padre me decía: si usted va a ser un deportista, siempre vaya a ganador. Y si no ganó, no importa porque después, si sigue con el mismo espíritu, siempre va a rendir más y así tenemos más posibilidades de ganar.


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