José González Elevancini: superación a sí mismo

MOPENSES
Importantes desafíos personales han sido parte de su vida laboral.

José González Elevancini es un muchacho cuando ingresa al MOP al iniciarse el último mes de 1969. En los tiempos en que el hombre pone sus pies en la luna, irrumpen los grandes sueños, se predica la paz con flores y amor en un mundo donde la “Guerra Fría” no alcanza a “enfriar” Vietnam, y la más popular banda de rock de todos los tiempos está a punto de separarse, José ingresa a la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas, específicamente a la sección Maquinas Herramientas. “Estudié la especialidad en el Inacap. En Vialidad necesitaban una persona y llegue allí. Mi primer sueldo lo recibí el 7 de enero de 1970”, recuerda el protagonista de esta historia (en la fotografía, el del costado derecho).


Está contento en ese inicio pero no es fácil. Al respecto, comenta, “a las personas que llevaban más tiempo en el servicio les costaba asumir que quienes ingresaban y poseían conocimientos modernos en cuanto a técnicas, venían con alguna ventaja en ese plano. Pero después no hubo problemas y salimos adelante”.

Pasados algunos años, a fines de los 70, con los militares en la administración del gobierno, se requiere personal en Telecomunicaciones, que depende de la Subsecretaría y estaba en un proceso de reestructuración. Como González había estudiado recepción, no duda en acudir al llamado y es aceptado. “Yo había estudiado en el Centro Nacional de Electrónica y Telecomunicaciones (Cenet) de la Universidad de Chile. El Cenet estaba ubicado en Arturo Prat”, aclara. Cabe resaltar que hoy esta entidad está en manos de Ingeniería de la misma casa de estudios y, en efecto, desde hace 10 años funciona en Beauchef. 

Ya a fines de la década del setenta José domina la electrónica en sus diversas variantes: industrial, digital, cálculos de enlace, telefonía, procesadores y otras. “Eso me lo pago la institución. Mandaron a varias personas a estudiar, pero varios fueron quedando en el camino. Yo  me fui quedando hasta el final”, rememora. “Dejé de lado lo que es sistema máquina herramienta. A partir de allí me dediqué a perfeccionarme en la electrónica a fondo”, añade.

De reparaciones a generación de proyectos
“Cuando partí en Telecomunicaciones, reparábamos equipamiento. Antes existía mucho equipamiento UHF y HF y bodegas con repuestos. Hoy nada se repara: todo se puede cambiar o reemplazar. Antes había que cuidar los equipos”, precisa el entrevistado.

Hoy el trabajo que él y varios de sus compañeros de la subdirección respectiva realizan, tiene que ver con la generación de proyectos asociados a cálculos de enlace, ampliación de cobertura y equipamiento en las regiones y equipamiento VHF (lo que más se usa hoy). En otro plano, ver si el funcionamiento es factible en una zona X, lo que significa estudiar la geografía del lugar. El entrevistado destaca aquí la importante coordinación, en lo concerniente al mejoramiento o limpieza de los enlaces, con los jefes regionales de Telecomunicaciones MOP desde Arica y Parinacota hasta Magallanes. “Con ellos trabajamos con mucha cercanía”, enfatiza.

“Además cambió enormemente la tecnología: antes, para hacer un cálculo de enlace uno tenía que ir a terreno con una brújula (después, para la misma acción, con un GPS). Y para hacer pruebas había que ir a los cerros, debíamos prender un chonchón para orientarnos y ver los ángulos disponibles a fin de poder detectar donde podían funcionar las antenas”, revela José, quien de paso detalla que la tecnología actual dispone por sí sola de un programa que permite hacer todos los cálculos y averiguar con exactitud los grados en que debe ser colocada la antena. “Ya no debo caminar semanas para determinar si el lugar era apto o no. Hoy todo es computacional”, complementa el protagonista de este testimonio de vida y quien además es el padre orgulloso de su familia, conformada por su esposa, quien es enfermera; un hijo licenciado en inglés y una hija que es inminente ingeniero en Prevención de Riesgos.

Superación a sí mismo

“Siempre he sido una persona que me ha gustado superarme. Estudié ingeniería en un instituto”, subraya González, quien asume, no obstante, que todo siempre va sujeto a las compatibilidades en torno al presupuesto y al horario. Pero logró la meta hace algunos años y avanzó en materias relevantes de la electrónica, como control automático y microprocesadores.

Un aspecto no menor: su hermano estudió la misma carrera y en las mismas circunstancias, por lo que el apoyo mutuo fue esencial: “tenía a alguien con quien estudiar y, siempre cuando me tocaba viajar, él me mandaba la materia”, destaca José.

La ampliación de conocimientos aumenta el horizonte en cuanto al desarrollo capacidades, las que no escapan de ciertos eventos especiales: “he trabajado en casi todas las emergencias en que el MOP ha estado involucrado en el apoyo: el “terremoto blanco” de Punta Arenas, en 1995; la erupción del volcán Chaitén, en 2009;  el terremoto de las zonas centro y sur del país, en 2010; y el aluvión de Copiapó, en 2015, por ejemplo".

Y, en ese sentido, se siente agradecido de las contribuciones que el propio ministerio le ha dado. En el último tiempo y en un plano más personal, caben allí las del Jefe de la Subdivisión de Informática y Telecomunicaciones -a la que él pertenece-, Paul Cook Moyano. “Me reconoció mi labor al cambiarme de estamento. Hizo todo el movimiento para que fuera así: se la jugó. Tengo que darle un gran reconocimiento”, sostiene González, quien de paso agradece a su jefe directo, Juan Carlos Acuña Salazar, ideólogo de la presente entrevista. 

“Yo soy una persona leal con las personas que me han apoyado”, puntualiza José, quien también tuvo palabras de elogio para la savia nueva, representada en su especialidad por funcionarios como Rodrigo Soto González y Pablo Tusrki Bugueño. González tiene una alta valoración del trabajo en equipo de Telecomunicaciones, donde Miguel Montero, Camilo Duarte, Jorge Palma, Gastón Rodríguez y otros integrantes del área, tanto en lo que se refiere a Mantención como a Telecomunicaciones propiamente tal, con su experiencia también brindan su aporte a aquel espíritu.  

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