Padre de Gabriel Suazo, futbolista: “como familia somos el apoyo incondicional”

DESDE EL CÓRNER
Roberto es administrador del Complejo Deportivo MOP de Las Vizcachas y, su hijo, titular de Colo Colo. 

Gabriel Suazo ya gustaba del fútbol a corta edad, pero tenía ocho años cuando se dio una oportunidad inmejorable para su sueño de llegar a ser profesional: ingresó a una de las tantas escuelas oficiales de balompié de la capital, donde fue descubierto, entre alrededor de 500 menores, por los ex jugadores Ángel Ramírez y Lizardo Garrido, quien formara parte del Colo Colo campeón de la Copa Libertadores de 1991. 

Los observadores tardaron unos cinco minutos en detectar que Gabriel tenía condiciones y decidieron incorporarlo a la serie formativa más cercana a su edad en el club popular. Allí el niño supo que el paso siguiente sería la sub 10 de los albos, dirigida por Luis Pérez (también figura del citado elenco de 1991) y que los días martes y jueves debía ir a Pedreros.


Sabía también que estaba en una categoría mayor porque la sub 9 no existía y estuvo un mes en un campeonato denominado “One”. “Quedé como seleccionado y de ahí no paré”, enfatiza Gabriel, quien es hijo de Roberto Suazo Iturra, funcionario del Ministerio de Obras Públicas y administrador del complejo deportivo institucional que el Servicio de Bienestar de la cartera mantiene en  Las Vizcachas (ver nota al margen). 

“De mi categoría soy el único que está como profesional. Es difícil llegar a serlo. Hay un par jugando: uno en Palestino, otro en Huachipato, pero precisamente a Colo Colo es difícil que lleguen al profesionalismo varios de la misma serie. Son pocas las veces que eso sucede”, enfatiza Gabriel. 

“Por lo general, con suerte, llegan dos. Y eso corre sobre todo en Colo Colo, la “U”, Católica, a no ser que se den generaciones mejores. Cuando llevé a Gabriel a Colo Colo nos dijeron eso durante una charla. Lo digo para que le gente se dé cuenta que también hay que poner estudio. Hay gente que cree que los muchachos, ya estando en las cadetes, ya son jugadores profesionales y no es así. Cuesta llegar en las cadetes, cuesta permanecer, más cuesta llegar a ser profesional y, ya estando allí, tres veces más permanecer. La competitividad en la interna es grande”, complementa Roberto. 

Gabriel define a su familia como el “pilar” de toda su carrera. “Ellos, cuando me iba a entrenar martes y jueves, me venían a buscar al colegio. Me cambiaba ropa dentro del auto y me llevaban al entrenamiento. Es sacrificio mío, pero más de ellos. Por ejemplo, cuando tenía que jugar temprano un día domingo, mi hermano chico se despertaba a las seis y media de la mañana para acompañarme. Por lo tanto es un sacrificio familiar para poder cumplir lo que soñaba”, explica el lateral volante por la izquierda del club afincado en Macul.

Respecto de su posición, destacan los entendidos en el “deporte rey” su polifuncionalidad, aspecto que subraya su padre, Roberto: “Gabriel ha jugado como lateral volante por la izquierda, central por la izquierda; o volante: de contención, mixto  o de creación. En todos aquellos puestos ha jugado en el primer equipo de Colo Colo”, añade. “Aunque manejo varias posiciones, mi puesto natural es volante mixto”, precisa por su parte el jugador.

Palmarés y metas apreciables a los 20 años de edad
Pese a aquellas vallas naturales que todo deportista de alto rendimiento debe sortear, a sus 20 años Gabriel ya exhibe un palmarés y ciertas metas apreciables para quien lleva no más de tres años en el profesionalismo: es el lateral volante por la izquierda titular de la escuadra del cacique, enteró tres títulos de campeón defendiendo a los blancos (nacional de Apertura 2015, Copa Chile 2016 y Supercopa 2017) y un título por la selección sub 20 en el prestigioso torneo de L’Alcudia en 2015. En cuanto a la “roja adulta”, estuvo un lapso en cancha durante el amistoso jugado este año en que el seleccionado nacional venció a Burkina Faso 3 a 0, antes de la Copa Confederaciones jugada en Rusia.

Fue José Luis Sierra, el “Coto”, quien hizo jugar a Gabriel en el primer equipo del cacique en 2015. No obstante, con el anterior director técnico de los albos, Héctor Tapia, el actual lateral izquierdo ya formaba parte del plantel. Sin embargo, en ese período Suazo alternaba en los entrenamientos de la escuadra estelar, pero todavía no había sido promovido con todas las de ley.

Dato curioso: formó parte de equipos de sparring (rivales ocasionales o de entrenamiento) para la selección nacional adulta tanto en la era de Jorge de Sampaoli como la de Juan Antonio Pizzi como coach de la “roja”. “Gabriel fue invitado a formar parte del plantel como jugador con ocasión de la Copa América Centenario, pero no estaba inscrito para ese campeonato”, detalla el padre del volante colocolino. 

Cada entrenador tiene su particularidad: se sabe que algunos son reservados, que otros son más obsesivos y, otros tantos, se caracterizan por su flexiblidad. Gabriel destaca en Pablo Guede, actual adiestrador de la escuadra popular, ese último atributo junto el hecho de hablar bastante con los jugadores. “Prefiere que un jugador X no juegue tal partido porque está en pensando en X estrategia para ganar el partido. Por ejemplo, si tiene un delantero que hace hartos goles de cabeza y al equipo contrario le cuestan los centros, va a poner a ese delantero para ese partido. Quizás para el partido siguiente no juegue, porque va a necesitar a otro tipo de jugador. Por eso va variando y lo dice”, argumenta Suazo, quien desea llegar un día a jugar en alguna liga europea. 

Mensajes
“Si el niño quiere ser futbolista que se esfuerce y trabaje para eso. Hay niños que son buenos para jugar fútbol pero su sueño no es ser futbolista: sus padres ven que es bueno, lo meten en el fútbol, lo llevan a cadetes y al niño no le gusta. Sólo juega por diversión, no para ser un futbolista. En cambio si el niño le gusta el fútbol, tiene condiciones y sueña con esto, que lo apoyen en todo, como lo hicieron mis padres, porque al final si el niño va sólo, es difícil que llegue a ser profesional. Son muy pocos los que lo que lo logran. Y los que van solos, los que no los acompaña la familia detrás, es muy difícil que lleguen a ser profesionales”, expresa el actual jugador del primer equipo albo.

Al respecto, complementa su padre, “lo que se ve para afuera, nosotros quienes estamos en la interna sabemos que no es muy simpático. Muchos hablan de lo que gana y viaja un futbolista. Viaja, pero no conoce necesariamente los lugares, pasa encerrado en el hotel, se pierde fechas importantes y, a veces, no están para cumpleaños, para Navidad o para vacaciones. Gabriel no tiene vacaciones desde hace dos años. Cuando un joven de la de edad de él puede estar disfrutando en una disco, él tiene que estar encerrado en un hotel, no puede desordenarse”, sostiene su padre, quien en el mismo sentido pone de relieve que su hijo es sano, tranquilo y profesional. “Su cuerpo es su herramienta de trabajo y, si no la cuida, la pega va a ser muy corta”, añade.

“Uno tiene que apoyar a su hijo en lo que le guste, pero sí debe tener claro que el apoyo tiene que ser incondicional. Nosotros en todos estos años hemos visto muchos niños que tenían muchas condiciones, pero en el fútbol propiamente tal, no solamente prevalecen las condiciones. Hay muchos valores que son súper importantes, pero siempre tienen que prevalecer, además del talento, la responsabilidad, la disciplina, la constancia, el trabajo, el esfuerzo, todo ese tipo de cosas que debe tener un jugador para cumplir el sueño de ser futbolista profesional si realmente lo tiene”, subraya Roberto.

“Los sueños se cumplen si uno se los propone. Nosotros como familia somos el apoyo incondicional de Gabriel, más en la adversidad incluso, porque el fútbol también tiene harta adversidad. Pero el sueño él se lo propuso, él lo está logrando y es un tema mental, como cualquier otro sueño”, puntualiza el padre de Gabriel quien, junto con resaltar que en su clan siempre han sido todos deportistas, detalla que junto a su esposa, Marcela, tienen tres hijos: Gabriel es el del medio en término cronológicos.

Nota al margen: Roberto llegó al ministerio el 16 de diciembre de 1991. En los 26 años que está a punto de enterar en el MOP siempre trabajó en el Servicio de Bienestar. Primero fue parte de su Departamento de Finanzas y después en diversas áreas. Incluso tuvo el rol de jefe en Finanzas mismo, en el Departamento de Salud y en el Departamento de Control de Gestión. De allí se vino a administrar el recinto de Las Vizcachas, donde cumple ese rol desde hace 13 años. Tiene los título de contador general y de ingeniero en administración de empresas.  






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