Cine sin tiempo ni espacio: "Las ovejas no pierden el tren" (2015) o...algo así como los momentos y las decisiones en la vida

"Las ovejas no pierden el tren" figura como "comedia" en la página de inicio de la popular plataforma de pago que uso para ver películas. Pero aquello no es completamente exacto. Creo que le calza mejor el rótulo de "drama" (aunque no soy muy amigo de calificar los filmes por sus características más visibles).

Y lo señalo no sólo porque crea que la vida de pareja en el amor, una de las materias centrales de la cinta española, padezca del lugar común de los altibajos. Hay más que eso, pero hay que ir por partes. 

Hay una secuencia, entre los primeros minutos del largometraje, donde tiene lugar una masturbación frente a un notebook y, aquella, por sí sola da la idea de impulso a la risa fácil. Por cierto "Las ovejas no pierden el tren" puede generar una tendencia a la carcajada, pero no se queda ahí.


Hay un largo trecho en la vida, fundamentalmente entre los 30 y los 50 años de edad, en que parte importante de los humanos perdemos cierta libertad en la individualidad autodeterminada (muchas veces, efímera) para dar paso una libertad, que puede ser igualmente audeterminada, pero donde lo colectivo, en el sentido de hacer familia o tener cierto rol en el hogar, obliga a asumir responsabilidades que, como individuos independientes, difícilmente tendríamos.

Tomar el "tren adecuado"
No se trata de tener una mirada conservadora de la vida. En absoluto. Si en la adolescencia y en la juventud temprana hay una búsqueda de identidad (por decirlo alguna manera), pasada sobre todo la treintena de edad hay obligaciones vitales o...búsquedas obligadas más en torno al ser que al tener (quizá allí se fundamente el concepto o dicho aquel sobre evitar que "se te pase el tren").

Y los motivos en "Las ovejas no pierden el tren" son diversos: la llegada del segundo hijo para evitar la soledad del único hasta el momento, el bloqueo mental de quien cree que tiene pasta de novelista, la joven pero aparentemente madura mujer que ansía el encuentro con un "príncipe azul" (o, al menos, un "sapo" con la forma de ser de ese "hombre ideal"), el ver alguna luz de esperanza para dignificar la vida de un padre veterano que padece de un mal incurable, una madre igualmente adulta mayor pero con espíritu joven y un padre de familia acercándose a la cincuentena y con el serio dilema de compartir su corazón con la madre de sus hijas o con una veinteañera independiente.

Hay familiaridad sanguínea, política o de amistad entre los personajes, lo que enriquece sin duda los cruces emocionales en tanto consejos o simples influencias. Pero, sobre todo, hay algo muy claro: no todo lo que en apariencia está bien encaminado termina bien y viceversa. Son obviedades, lugares comunes, quizás frases hechas, pero no debemos por ello menospreciarlas.

"Las ovejas no pierden el tren", estrenada en 2015, fue dirigida por Álvaro Fernández Arnero y cuenta con las actuaciones de Raúl Arévalo, Inma Cuesta, Alberto San Juan, Candela Peña, Irene Escolar, Kiti Mánver, Jorge Bosch, Pepo Oliva, Miguel Rellán, Petra Martínez, Pilar Castro, Alex Martínez y Hugo Fuentes Marciel. 

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