Y... 29 años después...

Foto de Pineapple Supply Co.
Es una circunstancia extraordinariamente especial. Es el sábado 9 de noviembre. No hay ramitos de violeta ni rosas blancas, pero si una motivadora ansiedad. Ferenc Mancilla decide no ocupar el automóvil por una razón sencilla: si bebe no puede manejar. Un amigo del "guasap" le advierte que va a hacer un calor de los mil demonios, razón por la cual decide ponerse una tenida muy veraniega. 

Tras un par de compromisos familiares, parte algunos minutos antes del mediodía en dirección a la gran junta de ex alumnos y alumnas del colegio en que hizo la secundaria 29 años atrás. De un muy nutrido grupo de invitados, confirmaron 100, cantidad notablemente digna considerando todo el tiempo que ha pasado desde que muchas caras no han visto a otras muchas caras. Quienes lideraron la organización del encuentro, algunos meses antes, habían hecho indudablemente una labor impecable. El grupo de Whatsapp fue el cimiento de la comunicación. Quienes por A, B ó C motivos no estaban presentes, ya son echados de menos. Es natural.

Un bus del recorrido 113 acerca a Ferenc desde la Ciudad Satélite, en Maipú, a la línea 6 del Metro, en Cerrillos. En ese transporte se dirige hasta la estación Los Leones, en Providencia, para acudir al empalme con la línea 1 y seguir hasta la estación Los Domínicos, en plena comuna de Las Condes. No tarda más de 1 una hora y algunos minutos más para llegar a ese terminal (un récord para unos... 37 capitalinos kilómetros, algo no menor en días de estallido social en Chile). El destino estaba a algunas cuadras: un lindo centro de eventos, ubicado en Avenida Parque Hurtado Central, con zonas al aire libre y con adecuadas sombra y ventilación.

Mancilla entra al lugar, saluda a dos de los organizadores: Rebeca y Renato y, espontáneamente, se producen más besos y apretones de mano de bienvenida. Los abrazos se suman unos a otros junto con las sonrisas y los recuerdos. Algunos de los varones están calvos, otros de cabello cano, los restantes barbones, ellas muy elegantes, pero todos y todas - al decir de Marty McFly, protagonista de "Volver al futuro", cuando regresa a su renovado futuro- lucen de maravillas.

-¡Ferenc, querido!, ¡que bonito vernos de nuevo! 

-¡El gusto es mío, Leonor! 

-¡Sácate el jockey, por favor! - réplica graciosamente Leonor. Ivette, quien está al lado de ella y quien también fuera compañera de curso de ambos, mira a Ferenc para tratarlo de reconocer. 

-Él es Ferenc, ¿te acuerdas, Ivette? 

Ivette se acuerda y se abrazan. Ambos son colegas: ella también es periodista, pero trabaja en la Región del Biobío. 

-¡Que bacán que pudiste venir! - enfatiza Ferenc. 

-Sííí. Son unos 500 kilómetros de distancia, pero la circunstancia es ineludible - responde Ivette, sonriente y con seguridad. 

A unos metros de distancia se producen nuevos saludos, abrazos y sonrisas. 

-Hola, soy Ferenc Mancilla. 

-¡Ferenc!, ¿en cuál curso estabas? - pregunta Penélope, muy curiosa. Ella toma su anuario de 1990 -una publicación que está en muy buen estado- y tras la descripción de Mancilla respecto de la consulta, lo descubre. En la fotografía del anuario el ex liceano figura con una cabellera más abundante.

-¡Ahí estás!, ¡eres de los nuestros! - exclama Penélope. Las saludables y cómplices risas se añaden. Si bien es cierto, es natural que se hayan cultivado amistades desde muchos años atrás -incluso de niños/as-, en aquellos casos en que los recuerdos son más difusos es siempre factible renovar amistades o cultivar nuevas. Es lo lindo que tienen esta clase de encuentros. 

Rato después las conexiones emocionales acerca de los recuerdos, los raccontos y los "¿cómo estai ahora?" se suceden vertiginosamente. Un suma y sigue de alto entusiasmo. Además hay bar libre y unos muchachos veinteañeros distribuyen en bandejas el exquisito comestible...para que los cuarentones sigan disfrutando. 

Ferenc saluda a Marisela, quien vive en una capital regional del norte del país. Se ve radiante, al igual que Gina. Él recuerda a las hermanas de Gina y naturalmente al padre de ellas. Vivían cerca del colegio. Algunos minutos después se encuentra con Lorenzo, con quien tienen una amistad en común: la de Emilio, quien no pudo venir porque vive en La Araucanía y no podía viajar. 

-¿Qué será del peñi? - pregunta Ferenc.

-Allí debe estar... combatiendo contra los huincas -responde Lorenzo. Ambos se ríen y alzan sus copas. 

Son hartos, es difícil hablar con todos. Inspirándose en el nombre de un programa de grandes recuerdos del fútbol argentino, los/as invitados/as pueden decir con soltura que son momentos eternos y hermosos, pero también breves, porque en unas seis horas, más o menos, es difícil que cada una de cien personas logre hablar con otras 99. Pero las sonrisas son una compensación relevante mientras la conversación con una persona en específico, o al menos con un pequeño grupo de individuos, se efectúa animadamente. 

Gregorio y Romualdo están tras el mesón del bar. Bromean con Ferenc y afloran los recuerdos de los grupos de amigos que se juntaban a jugar flipper en los Cobres de Vitacura, el prólogo de inevitables idas a fiestas posteriores en los fines de semana de los años 80.

Encuentros cercanos
Mancilla acude luego a saludar a Natalia, quien había estado en la previa del cuarto A el día anterior. Lo pasaron súper bien. A Ferenc le hubiese encantado estar, pero producto de una manifestación masiva era complejo llegar: la locomoción escaseaba y además tardaban mucho los traslados. Orlando, quien también acudió a esa cita, sostiene que "fue tan bonito que nos pusimos de acuerdo para vernos más seguido". Él había llegado con su amigo Genaro, todo un deportista de nuestro colegio y que, conforme a las apariencias, continuaba siéndolo. La conversación sigue su virtuoso flujo, al igual que en todos los grupos que se habían armado en el centro de eventos. 

Luego Ferenc se aproxima donde Laura, Daniela, Julia y Victorino. Las afinidades políticas entre ellos son casi energéticas, se produce una conversación de alto vuelo pero también afloran otros temas.

-Que pena lo de la radio Beethoven - confiesa Julia, colega de Mancilla.

-Sí, lamentable. Es una radio única en estilo - responde él.

Victorino es recordado con cariño por Laura y por Daniela, quienes fueron compañeras suyas en el liceo. Él se subestima un poco: reconoce haber sido y ser muy capaz para el estudio, pero que por esos años prefería un poco la chacota y eso "le pasó factura". De hecho repitió. Pero las chicas igual recordaban su energía positiva y su talento como guitarrista. Ferenc se identifica con él, salvo en que no era tan chacotero y no sabía ni sabe tocar tan bien la guitarra. 

Daniela, quien también es periodista, trabaja en uno de los principales museos de la capital. Le habría gustado estar también en la previa del cuarto A, pero su pequeño hijo estaba deseoso de que le narrarán un cuento y de la compañía de su mamá.

Tras la correspondiente felicitación al equipo organizador, que efectuó una labor fuera de serie para llevar a "buen puerto" el magno evento (Rebeca, Renato y Penélope fueron algunos/as de los/as artífices), ellos agradecen la alta concurrencia y son aplaudidos muy sonoramente. Como algunos sabían el himno del liceo, lideran el canto respectivo, que es seguido con atención y festejado con sano humor. 

Acto seguido Laura invita a Ferenc al karaoke, que había seducido a varios/as, entre ellos/as a Diana, quien se esmeró en interpretar fielmente un éxito ochentero de Bon Jovi, lo que generó admiración en el resto. El repertorio había sido y es variado: cabían también Camilo Sesto, Los Prisioneros, Virus, Charly García, Soda Stereo, Los Auténticos Decadentes, los Fabulosos Cadillac y Europe, entre otros exponentes de la música pop. Laura, Ferenc, Daniela, Victorino y Jael bailan hasta que avisan, por razones de lógica normativa interna, que el local debe cerrar. 

Tras las emotivas despedidas y los deseos de un próximo encuentro (debe ser en 2020, el de los 30 años), algunos/as de los "muchachos/as del siglo XX" (al decir del recordado Volodia Teitelboim), acuden a una especie de restobar cercano. Laura, Jael, Victorino y Ferenc conversan en un sector con José Ramón, quien está igualmente contento de verlos a todos pero algo preocupado en un plano más personal. Trabaja en una empresa vinculada al ámbito de la vialidad urbana y, aunque está de acuerdo con las demandas ciudadanas, le inquieta el futuro de su ámbito de acción dado que hay un grupo de personas que dependen de él y, además, todos dependen de la fidelidad de la clientela. No es la única entre varias personas que pasan por situaciones complejas y, aunque los/as amigos/as de la circunstancia especial también apoyan las demandas ciudadanas, empatizan y solidarizan con él. 

Llega la hora del adiós. Son cerca de las 11 de la noche. Ha sido todo muy bonito. Las emociones han sido fuertes pero muy enriquecedoras espiritualmente. Jael, Laura y Ferenc emprenden el mismo camino, que casualmente deriva nuevamente a Avenida Padre Hurtado pero en su variante Norte. Tienen, eso sí, destinos diferentes. Él dormirá esa noche donde sus padres, que viven en la misma casa donde Mancilla distribuyó la mayor parte del dulce tridente infancia-adolescencia-juventud. Aparentemente ellas también serán recibidas por familiares. 

Pero el tsunami de afecto no queda allí: todos quedaron conmovidos con las historias de vida de Amparo y Leticia. La primera había sufrido tiempo atrás el fallecimiento de su papá y la dureza de la enfermedad que determinó su deceso. Por su parte, Leticia sufre por el igualmente muy serio problema de salud de su pequeña hija, Solcito. Obviamente los costos tanto económicos como espirituales en estas circunstancias suelen ser muy fuertes. Pero la solidaridad no tarda en llegar. Tobías ofrece su cuenta corriente e incentiva una ayuda colectiva y voluntaria a través de un nuevo grupo de Whatsapp, y Bastián detalla la bella labor que efectúa la fundación en la que trabaja, por ejemplo. 

Habrá una junta con motivo de los 30 años del acontecimiento que causó la reciente celebración. Diana, en un trabajo de joyería, que incluye un generoso set de fotografías más algunos vídeos del festejo mencionado, crea un Facebook privado de los/as alumnos/as de la promoción que salió del recordado colegio fiscal en 1990.

En síntesis, las redes sociales conectan almas que están físicamente lejanas, pero también constituye la base comunicacional de grandes y bellos encuentros. En otras palabras, la tecnología se pone al servicio de la humanidad y no al revés. 

¡Salud por eso!

Comentarios

  1. increíble tu historia me encanto....no había tenido un minuto para leer...describiste todo un día a la perfección....te felicito

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