Elvis o... ese invierno de 1977

Elvis Presley (sitio Universal de México)
Por Gonzalo Figueroa Cea

Ferenc Mancilla todavía no entera los seis años de edad, cursa kinder, ocupa una cotona color café con leche para ir a la escuela, sus ídolos son Florcita Motuda y el Chapulín Colorado y, aunque sabe el apellido del militar de bigote, veterano y enérgico que a veces es factible de ver a través de la pantalla del televisor en blanco y negro de la casa, no comprende mucho todavía por qué su papá no se refiere a él en buenos términos.

Lo concreto es que, al igual que el niño Forrest Gump, ya le llama la atención el joven de la guitarra que protagoniza algunas de las películas de antaño que ciertos canales de TV han exhibido a la hora en que declina el Sol invernal. Evidentemente no le llaman mucho la atención los nombres de esos filmes ("Jailhouse rock", "Blue Hawaii", "Girls!, Girls!, Girls!" o "Live in Las Vegas, por ejemplo), pero sí la cautivante energía que muestra aquel hombre, quien tendrá unos 20 ó unos 30 años de edad en aquellas cintas. Y esa alta motivación no sólo la observa en la forma de cantar, bailar y tocar la guitarra, sino en la gran facilidad del tipo para conquistar a las damas que coprotagonizan sus filmes.

Esa sintonía con el gran Elvis Presley, el personaje aludido, también la siente el pequeño Ferenc con cuatro jóvenes ingleses, quienes al igual que el "Rey del rock and roll" habían conquistado el planeta con su música, forma de cantar y baile. Sus dos hermanos mayores casi adolescentes, Salomé y Bastián, gustan más de ese cuarteto, llamado The Beatles. 

Pero el mayor imán musical de Bastián no son los "fab four", sino el rock de Kiss, grupo al que él y unos compañeros suyos de colegio imitaron, con maquillaje incluido, en un aniversario escolar. Salomé, en cambio, siente mucha afinidad con un estilo que ya está tomándose las radios y las discotheques del mundo entero: la onda disco. Su otro hermano, de 11, vibra con los soldaditos y sus paracaídas de plásticos, aunque el diseño de esos juguetes sea sólo una ingenua versión de los soldados gringos que sucumbieron en Vietnam 

En síntesis, salvo a Ferenc, Elvis no genera demasiado interés en su familia. Por casualidad se enteró por ahí que su papá tiene la misma edad del "Rey del rock": 42 años. 


-¡Ah!, te refieres al gordito ese -dice, en efecto, su papá, mientras maneja la citroneta. Ferenc, a quien le encanta acompañar a su padre cuando va de compra al supermercado, queda soprendido. 

-¿Es gordo, papá?...En las películas que dan en la tele no se ve gordo. Tampoco se ve gordo en esas imágenes en que está con el pelo más largo y con un traje blanco raro -retruca el chico en alusión a las fotografías y secuencias de la TV que han mostrado a un Elvis maduro pero en forma, con un traje blanco muy ceñido y con adornos dorados, algunos de ellos casi suspendidos.

-Es que ahora está gordo. En las películas que dan en la televisión se ve mucho más joven y delgado -responde el papá. 

-¿Y a usted le gustaba? -pregunta Ferenc.

-No. Pero una vez, más o menos en la misma época de esas películas, tuvimos con tu mamá la suerte de bailar rock and roll. Fue en un hotel durante un viaje al extranjero -responde el adulto.

-¿Y estaba Elvis allí? -consulta el niño.

-No. Allí tocaron Bill Haley y su grupo -precisa el papá. Obviamente se refirió a Bill Haley y su banda, Comets.

-¿Y fueron allá porque les gustaba ese cantante y su grupo?

-No. En realidad fue todo casualidad: estábamos en Quito como parte de un grupo de alumnos de nuestra universidad...Un día te contaremos mejor esa historia -detalla el adulto.

-¿Y por qué él es el "Rey del rock and roll"? -pregunta el pequeño.

-Supongo que es porque fue el más popular de los cantantes y grupos de rock and roll en la época en que esa música estuvo de moda.

Un mes después, en el patio de la casa y mientras su papá deja lista para ser prendida una estufa a parafina junto a una compañera de siempre en menesteres domésticos: una radio a pilas, él y Ferenc se enteran por la noticias de la emisora sobre la muerte de Elvis. La sorpresa es mayúscula y ambos se conmueven.

-¡Chuata!, lo encontraron muerto en el baño de su mansión -dice el papá de Ferenc.

-Saldrá en la televisión -infiere el pequeño.

-Por supuesto. Es un personaje muy famoso y murió. Eso no pasará inadvertido.

Tras el remezón emocional y, al cabo sólo de un rato, entran a la casa. Esa especie de deporte nacional, regularmente atribuible sólo a los varones, lo aplica la familia de Ferenc ahora por el morbo que genera la muerte de Elvis: mueven la perilla de televisión para ver cómo los canales cubren la gran noticia del momento. Evidentemente los registros fotográficos y audiovisuales de toda su carrera, pero sobre todo sus últimos años; la sobrecarga de recitales y (lamentablemente) de drogas al final de su carrera, son parte de los reportajes, como también lo son los diversos testimonios acerca de su historia, trascendencia y causa de muerte.

Es un 16 de agosto de 1977.

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