...De radio, chacarero y gaseosa

Chacarero (foto de sitio Atacama Noticias)
Por Gonzalo Figueroa Cea

"Cucho" Margas empieza a desesperarse. Faltan cinco minutos para el noticiario de las 13 horas y, si bien es cierto, Elías Cabrol suele llegar en sus turnos poco ratos antes y sin siquiera tomar un vaso de agua para preparar la garganta, el editor de turno tiene un mal presentimiento... No sabe por qué. "Elías es mi amigo, no me puede hacer esto", piensa mientras ordena el material, suficiente para la hora de lectura de noticias prevista para la voz de Cabrol, previa a la transmisión de la jornada de fútbol sabatina.

"Cucho", quien ya está en el sector de transmisión mientras se escuchan avisos al aire, ya es objeto de bromas por parte del radiocontrolador y dos jóvenes reporteros en práctica que acompañan a aquel en la sección de las consolas.

-No se preocupe, jefe. Si no llega Cabrol, usted puede salvar el noticiario con esa voz de soprano asmático que se gasta - le grita Román, el radiocontrolador, antes de reírse a coro con Ferenc y Nieves, quienes observan expectantes pero festejan con inocente felicidad las tallas de Román. 

Margas se ríe, pero por dentro hierve de desesperación y de molestia. Sin embargo, aunque quedan pocos minutos para el noticiario, se despecha una reflexión de primera.

-A fines del 93 dijeron que nos cambiaríamos a unas oficinas espectaculares en Providencia, hasta con un estudio de grabación estilo Abbey Road. ¿Qué pasó? Nos quedamos clavados en este departamentito del centro.

-¿Y qué más quería, jefe? Recuerde que ese mexicano versero, que habló con el director, finalmente se compró un diario.

-¡Sshht!, ¿y te acuerdas a fines del año siguiente? Ese español con pinta de galán de telenovela, quería traer a Sergio Campos para la conducción y a un  periodista argentino veterano para que se encargase del programa de deportes.

-Pero, jefe, ¡esa fue la media chiva! Después el socio se fue con otro compadre y armó un negocio inmobiliario turístico.

-Fue un verdadero chiste... Lo peor es que ya estamos en agosto del 95 y ni siquiera tenemos un doble para Cabrol, que más encima se caracteriza por llegar tarde -dicho esto por Margas todos se ríen salvo él, quien parece emular a Buster Keaton pese a su graciosa última intervención 

Y sigue de brazos cruzados, como relajado, como quien no parece desesperado. Incluso está con la mirada perdida de quien divaga mentalmente. Pero Ferenc, muy preocupado del tiempo, mira su reloj digital, que marca 12:59 y con 40 segundos en los números pequeñitos. Mira a Nieves, quien con la complicidad típica entre las parejas de pololos, entiende la situación y da dos pasos para advertirle de la situación al radiocontrolador. "Román: estamos a segundos del noticiario". Casi como resorte, el técnico de las perillas se levanta de su asiento e, histriónicamente, alza los brazos y le indica la hora del reloj de pared a "Cucho". Es un balde agua fría para él.

El problema principal a esta altura no tiene que ver con que Cabrol no haya llegado a la radio, sino con que Margas no alcanzó a ordenar los papeles tamaño carta con sus respectivas copias para él y Román, vitales para que del otro lado del vidrio éste se guíe de acuerdo a lo que Margas habla. Lo peor es que además están, como es característico, con los calcos pegoteados producto del energético tipeo realizado máquinas de escribir mediante. Nieves y su pololo van a ayudarlo velozmente. Lo que no es tan instantáneo: tienen que salir de la sala donde están para ir a una contigua pero del extremo sur del inmueble. 

A esta altura da lo mismo si Cabrol llegó a tiempo. Pero, como de desafíos a vencer esta hecha la naturaleza humana, Margas alcanza a dejar listo los papeles tanto del libreto como de las noticias mismas y el noticiario arranca justo a las 13:00 con 15 segundos, según el reloj de Ferenc. "Cucho" agradece a los muchachos con un pulgar hacia arriba cuando está a punto de empezar a hablar. Lo mismo hace Román con los jóvenes pero con el gesto amable de choque de puños.

Margas ingiere agua de un vaso mientras se escucha la música introductoria del programa de noticias, cuyo nombre no goza de demasiada originalidad: "La voz ciudadana".

-Muy buenas tardes, amables oyentes. Cuando el reloj marca las 13 horas en punto y tenemos una agradable temperatura, algo inusual para esta época, de 22 grados en Santiago, iniciamos el noticiario de la tarde en radio Rodelindo Carranza, la verdadera radio...Antes de ir al detalle, vamos con los titularesss... -dice "Cucho", cuya voz es muy aguda, como si estuviera faltándole el aire, y diametralmente distinta a la de Cabrol, que es muy próxima a la de Barry White aunque en versión locutor radial. Según estudios que maneja la gerencia del medio, Elías goza de mucho prestigio, sobre todo de la audiencia femenina.

-Pucha mi tío tiene grupo pa' todo: ni por si acaso hacen 22 grados...¡Yo estoy muerto de frío! -enfatiza el risueño Román, cuando ya contabiliza leídas tres hojas e igual número de cintas de caset con cuñas de autoridades, jefes policiales y el familiar de una víctima de asalto. 

-Pero tiene aplomo el "Cucho". Yo no me habría atrevido hablar ni por si acaso -comenta Ferenc.

-El jefe habla mal, pero al menos habla de corrido. A nosotros nos falta -complementa su polola, Nieves.

-Pero, muchachos, ustedes están recién comenzando. Tienen mucho camino por recorrer. Hasta pueden hacerlo mejor -asevera Román. Los jóvenes asienten amablemente pero en particular Ferenc se sonroja, como que tiende a subestimarse. Nieves siente que ella tiene muy buena voz.

-Lo concreto es que el jefe está sacando la tarea adelante...Y, sin Cabrol...Y ya van 15 minutos de noticiario -agrega Román, cuyo sentido del humor no se detiene. En efecto, aprovecha un momento de comerciales para, relajadamente y micrófono en mano, dirigirse a a "Cucho".

-Oiga, jefe: yo creo que Cabrol va a renunciar. Con ese vozarrón de Raphael que tiene, el dire tiene que puro despedirlo -enfatiza antes de las risotadas de rigor de él, Ferenc y Nieves.

-Yo creo que soy una mezcla rara de Nicola Di Bari y Neil Diamond versión voz aguda -responde Margas. Dicho esto, el editor de turno, hace un ademán de "quédate ahí" a Román y se para del asiento de locutor principal para ir al otro lado. Llega allá, acerca su boca a uno de los oídos del radiocontrolador y, abiertamente serio, le musita unas palabras.

-Apenas llegue Cabrol, si es que llega, dile que vaya a la cabina y prosiga él...¡Ah!, ¡y ni una palabra sobre este incidente! 

-Sí, jefe. No se preocupe -responde Margas.

-Tú sabes que nuestros auditores cacharon que no está el locutor de siempre, que sabemos que es ... demasiado espontáneo. Pero al director le carga que este tipo de situaciones se noten demasiado. Por lo tanto dile que entre, de modo tal que yo termino de leer un párrafo antes de que se escuche una cuña y el siguiente párrafo lo lee él...Obviamente, yo de ahí vuelvo a la sala de prensa.

-Por supuesto, jefe. Así se hará...Si es que llega este gallo.

-Y que no se le ocurra llegar curao...¿Te imaginas? Sería demasiado -complementa "Cucho".

-Jaja, no creo -retruca Román.

-Además está controlada la situación y él, pese a todo, es buen chato -enfatiza con seguridad el editor de turno.

Hecha la tanda de comerciales, Margas sigue en la narración y, cuando el reloj, justo marca las 13:20 llega Cabrol. Nieves le abre la puerta y saluda al locutor. Es un tipo muy encantador, físicamente parecido a Emmanuel, incluso con peinado y estilo de vestir parecido al cantante mexicano...Pero con la voz de Barry White. Se deshace en disculpas por la llegada tarde. Nieves, no obstante, detecta algo extraño: cierto hálito alcohólico y algo de vacilación en los movimientos corporales. Se lo comenta a Ferenc, quien viene del baño. Pero Cabrol, algo excitado y muy veloz, va la sala donde está Román. 

Llega hasta el límite de la puerta con el pasillo y alcanza a conversar muy brevemente con él. En efecto no pasan muchos segundos cuando ya está en la sala donde "Cucho" lo reemplaza. Los jóvenes se sienten frustrados por no haber advertido a tiempo al jefe y al mismo Román que Cabrol viene en estado de ebriedad. Van hasta donde el técnico y le detallan la situación.

-¡Noooo! -exclama Román.

-Sííí, ¡nosotros nos dimos cuenta!. Está ebrio y apenas camina en línea recta -responde Nieves.

-...Se me olvido decirle que el jefe dijo que no hable a los auditores sobre su llegada tarde. Al director de la radio le cargan ese tipo de cosas -dice Román con cara de pánico. Margas, por su parte, ya volvió a la sala de prensa y Cabrol ya está en el puesto en el que debió haber estado media hora antes: la locución. Los dados están echados.

-Amables oyentes: junto con saludarlos, quisiera que me disculparan por esta media horita de atraso. Menos mal que es de tiempo y no de otra cosa: que me disculpen nuestras distinguidas auditoras. Agradezco a mi camarada y compañero de labores, Axel "Cucho", "cara de gato", Margas, de haber hecho el relevo ante mi forzada y circunstancial ausencia por fuerza mayor. Ustedes saben que el copete manda y, como soy accionista de la marca de whisky que auspicia uno de los programas de esta gran radioemisora, aproveché de cerrar un negocio muy importante... para mí, lo que me quitó algunos minutos en un boliche muy cercano. Como ven, y lo sabrá nuestro director, atrasado y todo, todo lo hago en beneficio de la radio...¿Cierto, pelao? De paso agradezco nuevamente al barbón de mi amigo por el gran reemplazo que hizo en mi ausencia en este noticiario y donde se destacó minutos atrás, con esa gran voz digna de Plácido Domingo y Pavarotti, por rendirle un gran homenaje al Fatiga y al Caroca, dos de nuestros más grandes humoristas de siempre...Pero, bueno, el deber llama y continuamos con las noticias en Rodelindo Carranza...Una víctima fatal registró un accidente automovilístico en la Ruta 5 Sur, consecuencia de... 

Román ya no está risueño. Actúa con la precisión de costumbre en la regulación del sonido y los cambios de las cintas con las cuñas, pero por dentro hierve de molestia consigo mismo y de desesperación. Los jóvenes se sienten testigos del "suceso del año", aunque con una mirada compasiva en relación a Román y al propio "Cucho", de quien ya se escuchan gritos poco académicos desde la sala de prensa, donde un minuto antes y también risueño... disfrutaba un chacarero y una gaseosa. 

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