Simona y el Jethro Tull de los años 70

Jethro Tull por 1970
(archivo Hulton/Getty Images

Por Gonzalo Figueroa Cea

5 de enero de 2013

La hija de Orestes quedó impresionada por el carisma, entrega y sentido lúdico de Ian Anderson, cantante, flautista e indiscutido líder del legendario grupo británico.

No alcanzan a ser las 9 de la mañana del día sábado. Orestes está de vacaciones, su mujer y su hija duermen y está con el relajo característico de esta exquisita fase en que las responsabilidades laborales quedan temporalmente al margen y se privilegia el descanso, que abre paso a una mayor libertad personal y a una vida más familiar.

Se sirve un café, agarra el notebook (no usa tablet: no está tan moderno) y realiza una práctica ya habitual en momentos de relajo: revisar la prensa por Internet y escuchar y ver recitales de rock a través de Youtube. La grabación elegida esta vez simplemente responde al nombre de “Jethro Tull-Tanglewood 1970”, dura una hora 10 minutos y es fácilmente reconocible poniendo en el buscador: “Jethro Tull full Concert”, tras lo cual aparece en la pantalla entre las alternativas para ver.

Sin embargo, esta vez Orestes no terminó viendo el recital sólo: pocos minutos después aparece Simona, quien a sus 10 años ya es toda una experta en grupos de rock y, sobre todo, progresivo.

Los primeros minutos son un tanto lateros: los músicos aparecen en el escenario, toman los instrumentos, los prueban y, luego, Anderson se presenta y rellena un poco el tiempo hablando hasta que empiezan. Simona queda sorprendida por lo multifacético que se muestra el cantante.

-Papá: que es divertido ese tipo.

-Bueno, él es como el capitán del equipo, es el que motiva y tiene también un gran sentido del humor.

-Toca rápido la flauta y como que la hace hablar.

-Sí, je, je…Pero el resto de los músicos son muy buenos también. Mira el guitarrista.

Orestes se refería a Martín a Barre, quien se despacha unos punteos de guitarra demoledores. No obstante también lo acompañan allí Glenn Cornick en el bajo, John Evan en los teclados y Clive Bunker en la batería, quienes sobresalen con un jazz rock bien power al principio antes de dar paso a un solo de flauta interpretado Anderson.

El resto del recital deambula por variantes relativamente más o menos similares pero sin decaer ni aburrir. La mezcla de folk, elementos de la música clásica y hard rock no se excluyen y eso lo hace doblemente interesante. Jethro Tull, en una época en que ya tenía tres discos a su haber y una gran popularidad a ambos lados del atlántico, ya era un notable y clásico grupo de rock.

Ha pasado media hora de recital y Simona no para de reír. Orestes sonríe.

-Veo que te causa mucha gracia Anderson.

-Es que se ve muy gracioso. Mira como se mueve.

-Sí…Se puede decir que es un músico humorista. ¿Te gusta?

-Sí, me gusta igual. Y los otros están quietitos tocando.

-Es que… para qué le van a robar el show a Ian Anderson, ¡jajaja!

Es cierto: Anderson es, por sí mismo, un show de muecas y gesticulaciones extrañas, bailes o movimientos rebuscados, además de oficiar de cantante, flautista y vocero de la banda. Además usa una vestimenta más propia de siglos anteriores al XX.

Al final, Simona se acerca a Orestes, lo abraza a la altura del cuello (él está sentado en el comedor con el tercer café y el segundo pancito de la mañana) y le da un beso en la mejilla…Sin duda, una forma de decir, una vez más, “¡gracias papá!”

Para ver el recital aludido haz clic aqui: Jethro Tull-Tanglewood 1970


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