Lo que prefiero en el amor

Mujer en camisa gris (Foto de Pixabay)
Por Gonzalo Figueroa Cea

7 de noviembre de 2019

Felipe ha dejado atrás una dolorosa ruptura y Virginia aparece en su horizonte. La canción «Qué sabe nadie», popularizada por Raphael, pero revivida en la hermosa voz de Lucy Helena, es clave en el impulso de esa nueva relación.

Felipe está harto de la chismografía en su trabajo y en el vecindario. No es que se trate de una estrella de fútbol o del rock, pero es un tipo sencillo, noble, trabajador y que guarda mucha discreción en lo que concierne a entregar detalles respecto de su vida privada.

La ruptura con Malva fue, quizás, uno de los momentos más difíciles de su vida, sólo superado por las muertes de su padre y de su madre. No se trata de culpar a alguien, en absoluto. El seguía amándola profundamente, pero como suele ocurrir muchas veces, ciertas incompatibilidades le pesaron factura. Ella perdió esa llama mágica que es capaz de prolongar por sí sola el sentido de cada hermoso momento. Simplemente la perdió. Él llegaba regularmente tarde a casa, los niños dormían a esa hora, él no llegaba a los cumpleaños de los pequeños, tampoco a los de ella, los años pasaban, la rutina literalmente se los estaba comiendo y los mismos horarios hacían que la balanza del esfuerzo doméstico se inclinara groseramente en la voluntad de Malva.

Por si fuera poco, antes de marcharse de la casa Felipe cometió el error garrafal de confiar el secreto de su desgracia a un matrimonio vecino a quienes consideraba sus amigos fieles. Dos días después se enteró por la vecina que vende pan en el negocio que queda a tres cuadras de su entonces residencia, que ella sabía de su ruptura con Malva. Por si fuera poco, sus hijos bajaron su rendimiento escolar y se enteró que en el colegio de ellos todos sabían de su separación.

Dio la casualidad que sólo algunos días después conoció a Virginia, una muchacha que trabajaba en un café con piernas, cerca de su trabajo. El buen feeling entre ambos transformó a Virginia en su confidente. Sólo tardaron dos meses para consolidar una relación amorosa. Con el tino acostumbrado, acudían ´regularmente al departamento que un amigo soltero de él les cedía. El tipo trabajaba de noche.

-Mi separación fue dura, pero contigo he revivido. No estoy exagerando -le confiesa una noche Felipe a Virginia, tras un momento de alta y bella intensidad.

-Yo también pasé por un momento difícil -se limita a reconocer Virginia. No obstante, ella le acaricia su escasa y lacia cabellera con mucho cariño, lo que revela una sintonía y una reciprocidad indudables al menos físicamente.

Pasan algunos meses, Felipe llega a un interesante acuerdo con su amigo dueño del departamento donde invitaba regularmente a Virginia. Él se muda a Providencia debido a una interesante oportunidad laboral en el sector y Felipe se transforma así en el nuevo morador del departamento, ubicado en avenida San Pablo, a unos quince minutos del centro de Santiago. La vida le sonríe: ya no debe trasladarse más de una hora y fracción en micro y en metro para irse de Maipú a Santiago a fin de llegar a su trabajo y viceversa. Tanto su ex casa familiar como su residencia circunstancial estaban a pocas cuadras de distancia entre si. Tampoco era gratificante estar por allí debido al nivel de farandulización de su vida privada ejercido por boca de sus vecinos.

Dueño circunstancial absoluto del nuevo territorio, recibe por primera vez en esa condición a Virginia. Hay una música de fondo que los motiva a hacer el amor con alta intensidad. La rubia, de notable parecido a la actriz norteamericana Reese Witherspoon e igualmente menuda, confiesa que le encanta el tema: se trata del clásico de la música popular de habla hispana «Qué sabe nadie», de Manuel Alejandro y popularizado por Raphael. Sin embargo la versión que escuchan desde el celular de Virginia es la que interpreta la gran Lucy Helena.

-Me encanta. Es maravillosa su voz. Y ella es regia -confiesa Virginia, alucinada. Ella canta el tema de la misma forma en que la canta Lucy: «Qué sabe nadiee/ lo que me gusta o no me gusta de este mundoo…». Él está igualmente alucinado. Le pide el enlace del tema para descargarlo en su celular y escucharlo. Y accede.

La canción se transforma en un ritual, no sólo de las noches en que están juntos los dos, sino que en el trabajo de él y en el de ella. Por cierto, «Qué sabe nadie» interpretado por Lu no es el único tema cantado por la cantante nacional que Felipe y Virginia escuchan. Varios de los éxitos de Lucy Helena se transforman en un hermoso preámbulo cuyo clímax es «Qué sabe nadie».

Un día, que cae viernes, deciden inmortalizar el ritual con un exquisito vino que el compró para la ocasión. Han disfrutado mucho, pero da la casualidad que últimamente no han hablado mucho de ellos.

-¿Cómo están tus niños? -pregunta Virginia.

-Bien. Nos vimos la semana pasada. Fuimos al cine -revela Felipe.

-¡Que lindo!…¿Y Malva?.

-No lo sé. Al menos, cuando fui a buscar a los chicos, estaba bien.

-Debe ser duro para los pequeños -infiere Virginia.

-Lo es. Pero afortunadamente están bien. Estaban contentos el otro día…¿Y tu ex? -pregunta sin anestesia pero con soltura Felipe a Virginia, lo que la deja algo perpleja porque la consulta vino casi inmediatamente después de la referencia de él sobre sus hijos. Pero la respuesta de ella ahorra comentarios.

-No lo sé. ¿Qué importa él? -enfatiza sonriente.

Acto seguido y casi instantáneamente, ambos se besan con una pasión que tampoco da lugar para segundas lecturas. Ambos están completamente desnudos en el acogedor living de la casa de Felipe y, los minutos siguientes allí, igualmente ahorran comentarios. Sólo bastará señalar con que las más lindas metáforas son poco para describir el cuadro.

«Qué sabe nadiee/ lo que me gusta o no me gusta de este mundoo/ que sabe nadiee/ lo que prefiero o no prefiero en el amoor/ a veces oigo sin querer algún murmulloo/ y no hago caso y yo me río y me preguntoo/ que sabe nadie…»

El goce sublime al cantar, con el telón sonoro de esa canción en la voz de Lucy Helena, es el nuevo prólogo para un igualmente sublime encuentro cuerpo a cuerpo. El amor es canción, sentimiento y piel.

Visita los enlaces de Lucy Helena en Internet:

https://lucyhelena.net/

https://www.facebook.com/lucyhelenamusic/

https://www.instagram.com/lucyhelenamusic/

https://www.youtube.com/channel/UC8_lXREY3MMuWlTSDe9CJYA

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