En un supermercado de nombre rimbombante

Supermercado
(foto Agencia de Noticias Unal-Edu)
Por Gonzalo Figueroa Cea

Raimundo Montuori, habituado a la "nueva normalidad", va como de costumbre al supermercado mayorista de nombre rimbombante y, aunque presagia un día como tantos otros de esa "nueva forma de vivir", no lo será tal.

Todo es normal a bordo de su camioneta blanca y también saliendo de ella...hasta que ocurre lo inesperado: si bien es cierto su complexión gruesa y de 1,85 de estatura invitan al respeto instantáneo, su tez blanca y cabellera oscura al unísono de sus ojos brindan al resto la impresión de ser como el resto de los mortales en un país algo discriminador. Y quizás a algunos no les parezca más que una nueva versión del gordito pálido y algo chascón al que todos pueden agarrar para el leseo. 

Hay una caja de botellas de bebidas en el suelo de uno de los pasillos del supermercado de nombre rimbombante. Raimundo la considera perfecta para el almacén de su casa. La toma y no tardan más de algunos segundos cuando una voz gruesa, en un diminuto cuerpo masculino, le dice:

-Oye, guatón, ¿adonde creís que vai con eso? - enfatiza el hombre sin levantarse a ver de quién se trataba. Agachado, a pocos metros, colocaba unos jugos en uno de los estantes.  

-Disculpe, señore, pensé que alguien lo había dejado –responde el tano, erguido pero estupefacto. A su vez el esmirriado empleado se para casi de manera instantánea y exhibe su cara, igualmente demacrada y de escasos dientes.

-¡Don Romualdo!, ¡mil disculpas!, no lo había reconocido. ¿Cómo está?  -responde muy complicado con la situación, consciente que “metió las patas”. El tano asiente con la clásica sonrisa del buen comerciante de barrio que sólo viene al supermercado mayorista, de nombre rimbombante, a abastecer su negocio…Aunque quizás aquella actitud puntual es pura ironía.

-…Sabe lo que pasa, señor Montuori: creo que lo confundí con un compañero de trabajo…tan macicito como usté y con el cual siempre bromeo -se justifica el diminuto hombre.

-¿Y anda de chaqueta y pantalón negros?...Pero ustedes andan con delantal rojo -ríe el tano.

-Es que ando daltónico: en lugar de rojo o verde, veo negro -argumenta el empleado del local. Las risotadas entre los dos no se hacen esperar. ¿Y la caja de bebidas?...Tendrán como destino la residencia-almacén de los Montuori Huaiquipán. 

Ver también "El Tano" (haz clic en el nombre del cuento).

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